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Medio Rural se lanza a crear la IGP Miel de Asturias, con la vista puesta en 2019

El respaldo de los apicultores anima al Principado a pedir la mayor protección legal a un sector "con masa crítica, buenas ventas y futuro"

Un apicultor en Boal, uno de los concejos mieleros de Asturias. GUSTAVO GARCÍA

La Consejería de Medio Rural ha decidido ponerse manos a la obra e iniciar el trámite administrativo para convertir la miel de Asturias en producto IGP, las siglas que lo singularizan en el mercado. La Indicación Geográfica Protegida de Miel de Asturias puede ser una realidad, al menos en formato de protección transitoria, en 2019.

El director general de Agroalimentación, Jesús Casas, cree que se dan las condiciones para pedir la IGP a la Unión Europea, que es la que tiene que dar el visto bueno. "Tenemos productores, tenemos un producto que se está vendiendo bien y a buen precio, y que presenta una calidad alta. Y tenemos la sensación de estar ante un sector con mucho futuro".

Desde hace meses el Principado mantiene contacto con los apicultores asturianos, desde los más artesanales a las empresas con marchamo de industria. "Hay masa crítica y nos hemos encontrado con productores que están muy ilusionados" con la IGP, que sería la mejor forma de "protección al sector".

La miel asturiana fue incluida hace un año en la lista de Alimentos del Paraíso, que es una marca de garantía. Medio Rural pudo comprobar que la inclusión en esta marca había activado ventas. Y se decidió dar un paso más.

"Planteamos una Indicación Geográfica Protegida de Miel de Asturias que sea genérica. Tenemos otros modelos en España, y algunos que contemplan mieles muy específicas. En Cantabria tienen una IGP que cuenta solo con tres productores. Creemos que nosotros tenemos que ir a un marco más amplio", señala el director general de Agroalimentación.

Los apicultores comisionaron a Medio Rural para redactar el borrador del pliego de la IGP para que sea discutido por el sector. Cuando haya consenso la propuesta será trasladada al Ministerio y, de ahí, a la Unión Europea donde los plazos se suelen dilatar. Casas quiere no perder el tiempo en ese tramo de espera en la UE para que cuando llegue el previsible sí casi todo el camino esté andado, y decidido el Consejo Regulador. "El sector tiene problemas, entre ellos el de la Velutina. Queremos que la IGP ayude a reforzar a este sector, más allá de la comercialización".

Y servirá también para definir las fronteras de producción y productores, cuestiones hasta ahora difusas en Asturias. Nadie, ni siquiera la Administración, puede dar una cifra exacta de las toneladas de miel producidas en la región, entre otras cosas porque sigue habiendo un notable porcentaje de kilos que se comercializan sin etiquetar.

Jesús Casas vaticina y apuesta por "una norma exigente, que garantice calidad y trazabilidad del producto. No importa tanto si alguien produce un kilo o cincuenta toneladas".

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