De nuestro corresponsal,

Falcatrúas.

Servando ??agartesa, de Casa los ??agartesos(*), de Bildeo de toda la vida, casose con Manolita, de Casa l'Esculancio (**), de abolengo similar, ambas familias anduvieron siempre algo emparentadas. ¡Cuánto mejor hablar de casorios que de entierros!

Por cierto, como curiosidad local merecedora de una beca Arzallus, el ganado de Bildeo adopta las costumbres de la casa a la que pertenece; no sólo conoce la casería y sus fincas sino que adquiere las manías de sus dueños y hasta acaba pareciéndose a ellos físicamente. A ver, las vacas y burros de cada vecino conocen los prados, cabañas y cuadras de casa; las vacas de los de Rosenda no entrarán a pacer en un prado de los del Reblinco a menos que salgan ladronas, que hasta en eso parecen humanas; si un paisano va mucho a ver a Francisco el Taberneiro, el burro de casa acabará haciendo lo mismo y cada vez que pase por delante de la bodega, parará como su amo. Lo dicho, los animales adoptan las pautas de conducta de casa y hasta transmiten su línea genética.

Por ejemplo, los ??agartesos suelen ser muy despiertos, rápidos de maniobra, adoran por el sol y tienen afición a las paredes, esta casa tiene dado buenos canteiros. Por su parte, los Esculancios resultan casi invisibles para el resto de los vecinos, que se enteran de que vienen cuando los tienen al lado; son silenciosos, visten ropas de camuflaje que los integran en el paisaje y pasan desapercibidos, especialmente entre la hierba; lo andan todo y si no vas con ojo, encuentras uno en la cesta de la merienda; los guajes de esta casa solían dejar sin bocadillo a los demás en el recreo de la escuela.

Pues con las vacas pasa lo mismo: las de los ??agartesos son finas como blimas, nerviosas, de ojos saltones, un cruce de corza con galgo; las de los Esculancios son laaaargas, en lugar de andar parece que reptan, sacan la lengua pa los laos y duermen enroscadas.

Decíamos que Manolita y Servando marcharon recién casados para Avilés, donde él empezó a trabajar en Ensidesa como «especialista», es decir, peón adecuado para especializar. El cordón umbilical con Bildeo los obligaba a una expedición mensual al pueblo, coincidiendo con el descanso largo, subidos en una moto comprada de cuarta mano, una Guzzi roja con palanca de cambios manual a la derecha del depósito de gasolina. Servando había perdido una pierna en un accidente laboral al poco de entrar en la fábrica y, aunque se valía de alambres con empuñaduras de madera para accionar con la mano la palanca del pie que no podía con la prótesis, el cambio de marchas manual le facilitaba mucho la conducción.

Como la carretera no llegaba a Bildeo, tenían que dejar la moto en una cuadra de La Cuendia, el pueblo más cercano en la carretera general, donde les esperaba alguien de la familia con una caballería y cambiaban de medio de transporte.

A simple vista, no parece una historia digna de mención, mucha gente hizo algo parecido, tuvieron que seguir conectados con el pueblo por pura necesidad, el sueldo de Ensidesa no alcanzaba y ellos establecieron un modesto sistema de aprovisionamiento de productos del economato de la empresa y de algunas tiendas, que revendían en Bildeo prácticamente sin cargar sobrecoste, por no abusar de los vecinos, y estos se lo agradecían con unos choricinos, unas morcillinas o una docenina huevos.

Para los interesados en la idiosincrasia asturiana de pueblo, los diminutivos no implican que los productos sean de menor tamaño y la docenina de huevos sea de diez, pero sí que añaden una nota de gratitud y de aprecio del valor de las cosas por parte de los donantes. En aquellos entonces, lo de comer no venía del cielo, como ahora, había que arrancalo y costaba lo suyo. Cuando ibas a la tienda, allí sabían lo que había en casa, más bien lo que no había, de modo que pedías un kilo de lentejas, y el tendero decía, «son 30 pesetas, sin querer», añadiendo la apostilla como remordimiento y disculpa por tener que clavar los seis machacantes.

Servando y Manolita montaban una tómbola sobre la moto, transportando ropa, calzado, café, conservas, etc., artículos que si llegaban a Bildeo por medio de otros agentes intermedios, lo hacían bien inflados de precio. Con la democracia, toda España pasó a disfrutar de estos intermediarios, ahora hay más que productores. Hasta el gobierno va clavando el IVA a cada producto mientras viaja por el país, así que un kilo de tomates de Murcia trae banderillas de impuestos, márgenes comerciales, transportes, almacenamiento, comisiones, etc., olvidando algo sagrado: con las cosas de comer, no se juega.

* ??agartesa: Lagartija, hombre, esta era fácil.

** Esculancio o esculibierto: lución, serpiente pequeña e inofensiva.

Seguiremos informando.