La Ren (Cardo),

Illán GARCÍA

Javier González ha mamado eso de ser ganadero desde que era pequeño. Ante la crisis eterna que atraviesa este sector decidió, asegura, renovarse o morir. Este ganadero de La Ren (Cardo) ordeña al día unos 3.000 litros de leche, de los cuales, una buena parte son embotellados y distribuidos por él mismo en botellas de un litro en máquinas expendedoras de Gozón, Carreño, Avilés y Gijón además de en alguna que otra tienda del entorno del concejo. «Aunque parezca que no, es un sistema pionero que surgió hace unos tres años y mediante el que los vecinos pueden consumir leche fresca y directamente del productor», señala el ganadero gozoniego, titular de la marca La Llonguera, como se conoce esta vaquería familiar que ha pasado de generación en generación desde el siglo XVIII.

La labor de este empresario natural de La Ren no se centra exclusivamente en la producción, sino que también hace las veces de un relaciones públicas allá donde vende sus productos. «El reparto me lleva cinco horas y de este tiempo al menos una hora la paso hablando con los consumidores, sé que tengo una bomba en las manos y probablemente no soy consciente de ello; eso si, no me agobia y lo llevo con calma, con buenas expectativas de negocio. La labor de comunicación es imprescindible para sacar adelante este proyecto», explica.

Actualmente, Javier González trabaja con su hijo Juan y un operario para sacar adelante su explotación ganadera, con dos sesiones diarias de ordeño. «A las siete de la mañana y a las siete de la tarde», indica el ganadero. Ante tal producción de leche, el empresario ha decidido elaborar yogur natural, que también se vende en las máquinas expendedoras y no descarta fabricar en los próximos meses natillas u otro tipo de lácteos. «En el proceso de elaboración encontramos un bifidus de muy buena calidad», destaca el ganadero de La Ren, que se embarcó en este proyecto empresarial que confía en que salga rentable económicamente a medio plazo.

Cada litro de leche de La Llonguera cuesta 0,90 euros y, en pocos meses, pasará a costar un euro. «Hasta el momento sólo recibí felicitaciones por la buena calidad de la leche y de los yogures y no creo que la subida de precios prevista cambie mucho el parecer de los compradores», indica el empresario. El secreto de la calidad de la leche se debe al mimo con el que tanto Javier como su hijo Juan cuidan a sus doscientas cabezas de ganado, de las cuales unas 110 están en producción. «Los forrajes y alimentos son de óptima calidad para que el sabor de la leche sea siempre uniforme», explica.

La crisis del sector primario ha obligado a los ganaderos a buscar fórmulas de negocio como la que plantea Javier González, que la define como «una medida que se centra en actualizar el sentido común». «Será mejor vender tu producto en tu entorno que a miles de kilómetros, es más racional», afirma este ganadero que hace 35 años tenía ilusión por ser quesero. Ese planteamiento inicial se fue diluyendo con el paso del tiempo para comenzar a comercializar su producción de leche sin intermediarios.

«Soy paciente con el negocio tal y como está el mercado, pero creo que es el momento más espectacular de mi vida y sé que mi familia, la que echó a andar esta granja, estaría orgullosa de este modelo de negocio», destaca el ganadero, que aún recuerda una conversación mantenida con un valenciano en la que le recordaba que los asturianos «no sabían comerciar como los mediterráneos». Javier González hizo caso omiso a esa apreciación y se lanzó a la aventura con un negocio del que dice estar aprendiendo cada día. Confía en superar así la crisis de un sector que como tantos otros atraviesa momentos de vacas flacas.