Armando Cernuda Couz llegó a Avilés desde Luarca recién cumplida la mayoría de edad. Su reto era ni más ni menos que obtener el carné de conducir. Eligió para su formación la autoescuela Corbacho, fundada el 19 de julio de 1956. Cernuda Couz destacó como alumno, así que pasó de estudiante a profesor de prácticas en el mismo centro, cargo que ocupó durante dieciséis años. El volante se convirtió en una pasión para el luarqués, así que en 1982 decidió ponerse al frente de esta autoescuela que se identifica con la clave O-0020-01, unos números que avalan que a día de hoy es la más antigua del territorio nacional. Ahora, tras muchos kilómetros en la carretera y muchas horas en las aulas de la calle de Doctor Graíño, Armando Cernuda Couz está a punto de pisar el pedal de freno: el próximo día 20 se jubilará con sesenta y seis primaveras en el horizonte.

Pero una vez más, Cernuda Couz ha conseguido su propósito: la autoescuela Corbacho mantendrá las puertas abiertas. "Dejo el centro en manos de un buen amigo y un gran profesional, Luciano Riesgo Menéndez", explicó el instructor, que deja también dos clases prácticas pagadas a todos los alumnos que se matricularon en la autoescuela y que por diferentes motivos no pudieron completar su formación. "Me da pena marchar, pero es una satisfacción que la empresa siga adelante gracias a una persona con la que me une una fuerte amistad desde hace casi treinta años", destacó. Armando Cernuda, además, ya tiene planes para su jubilación: caminar, viajar y ponerse al día con la informática.

El profesor luarqués dedicaba cada día entre ocho y diez horas a sus alumnos y estima que por sus manos pasaron alrededor de 18.000 personas que aspiraban a obtener uno o varios carnés de conducir, desde el de coche hasta el necesario para el transporte de viajeros. A todos ellos les agradece su confianza. Los recuerdos y las anécdotas afloran estos días en la autoescuela Corbacho. "Me tocó dar clases prácticas en carreteras sin asfaltar por la zona de Miranda", explica.

Agrega también: "Empecé a formar alumnos con un Seat Seiscientos". Cernuda Couz presume de no haber tenido ningún percance relevante. En la autoescuela Corbacho llegaron a trabajar con el luarqués siete personas más que en los últimos años se fueron jubilando. "Ahora llegó mi turno, todo empieza y todo termina", sentenció.

La autoescuela más antigua de España -dato certificado por Tráfico- seguirá aún así formando a alumnos que cruzarán el umbral probablemente con la misma ilusión que llevó a Cernuda Couz a desplazarse de Luarca a Avilés. Aunque la crisis también hace mella en este sector, el profesor confía en el éxito del negocio. Él se despide. Desde el próximo domingo su tiempo se lo dedicará a su mujer, Rosa Elvira Blanco, y a su hijo, Alejandro Cernuda.