"Eres un fenómeno genético único, un caso difícil de explicar, un 'arruina consultas' porque nunca te lesionas; pero aunque a los médicos nos hagas la pascua, sigue corriendo y saltando; tu cabeza y coordinación es lo que te hace ganar cuando compites", señalaba ayer José Antonio Rodas, jefe de los servicios médicos de la Federación Asturiana de Fútbol, durante el homenaje que la peña Campanal de Avilés tributó al deportista asturiano con motivo de haber conseguido cien medallas de oro en siete disciplinas del atletismo.

Familia, amigos, deportistas y representantes de entidades deportivas y sociales de la ciudad se reunieron ayer en torno a Marcelo Campanal, un mito del deporte asturiano en posesión de un gran palmarés, tanto en el fútbol (jugó 17 temporadas en Primera División) como en el atletismo. "En1970 empecé con el atletismo y ese mismo año gané la primera medalla de oro en Valencia; la última la conseguí el pasado 4 de marzo", apuntaba ayer entre saludos y felicitaciones momentos antes de dar comienzo el acto cuya organización encabezó Dani Vaquero Guitarte, sexto y último hijo de Campanal y presidente de la peña que apoya cada una de las actuaciones deportivas de este hombre de 82 años.

La edad no le impide a Campanal seguir un estricto programa de preparación física: entrena cuatro o cinco días a la semana en El Quirinal, descansa mucho (doce horas al día), no bebe ni fuma y realiza una comida equilibrada. "Mi única adicción es comer chocolate", reconoce al echar la vista atrás y recordar sus inicios en el mundo deportivo. "El 12 de septiembre de 1950 embarqué en San Juan y cuatro días después llegué a Sevilla para ingresar en las filas del equipo de fútbol. Soy el único de aquella época que quedo vivo", indicó. En la capital andaluza echó raíces profesionales y personales ya que en estas tierras conoció a su mujer (Mari Cruz Guitarte) y nacieron cinco de sus seis hijos; el último llegó al mundo en Avilés: Dani Vaquero, que ayer ejerció de maestro de ceremonias. En su intervención recordó algunos episodios de la trayectoria de su padre, manifestó el orgullo que sienten sus hermanos ante un padre como Campanal y reconoció los méritos y la fuerza de voluntad que posee.

El acto finalizó con la entrega de regalos: sidra y aceite etiquetados con el nombre del homenajeado, un llavero, un dibujo (que le entregó su único nieto varón), un cuadro del matrimonio -"esta es la medalla más grande que nuncs me he colgado", dijo el deportista en referencia a su mujer"- y otro en el que aparece un roble y sobre el que los invitados dejaron impresas sus huellas.