El parque tecnológico Isla de la Innovación se ha hecho realidad sin chirridos. Y esa es para Nicolás de Abajo, director del centro tecnológico de Arcelor-Mittal, una de sus grandes virtudes. "No ha habido ni una discusión; desde el principio todo el mundo tenía muy claro el beneficio que se iba a obtener: es uno de los proyectos que avanzan sin controversia, sin polémica ni discusión; así da gusto". De Abajo, un convencido de las halagüeñas perspectivas que tiene el parque -y la innovación- asegura que este proyecto está llamado a atraer la puesta en marcha de más centros de I+D y de más empresas.

El punto de partida ya es muy alto, afirma De Abajo, "tanto a nivel científico como tecnológico". "Lo que faltaba era darle un aspecto acorde y que permita que se refuercen futuras iniciativas". Junto a la atracción de empleos y empresas, el otro elemento clave del parque es su capacidad de acceder a fondos con características más ventajosas. "Al final, los recursos son escasos. Dentro de esa estrategia de racionalización de los recursos públicos, parece lógico que haya unas condiciones específicas para los parques. Pero no deja de ser una palanca más, un elemento para arrancar".

Luego, añadió De Abajo, las actividades tienen que consolidarse y convertirse en negocios por sí mismos. "Y en esa parte los parques también ayudan, porque ponen en contacto a personas con una competencia técnica alta".

Al frente de un centro de investigación con 160 trabajadores, De Abajo es un convencido del potencial de la región en materia de innovación. "Hemos multiplicado por cinco el número de trabajadores en un espacio muy breve. El territorio es suficientemente rico como para nutrir esa oportunidad".