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"Vivimos con la espada de Damocles del cáncer", dicen los operarios

"¿Cuántos habrán muerto que no denunciaron?", se preguntan los empleados de la coquería avilesina

"Vivimos con la espada de Danocles de poder contraer un cáncer en cualquier momento", se lamentaron varios operarios de Baterías de Coque, el centro en el que trabaja un hombre de 32 años que murió víctima de una leucemia galopante contraída en las instalaciones de la coquería local, según prueba una sentencia del juzgado Número 2 de lo social de Avilés.

Los trabajadores de Baterías de Coque -principalmente los de los techos- están expuestos a tres sustancias cancerosas de primer orden: benceno, tulueno y xileno. Para enfrentarse a ellos visten actualmente equipos especiales que que evitan la inhalaciones de polvos y gases nocivos. Esto no sucedía antes de 2012. "¿Cuántos habrán muerto que no denunciaron?", se preguntaron. "Poco había cambiado desde los años ochenta", señalaron.

Los operarios de Baterías de Coque se someten a dos análisis médicos al año. Uno consiste en analizar la capacidad de coagulación de la sangre tras un pinchazo en la oreja y otro en contemplar la capacidad de los capilares tras someter a la piel a una prueba con una ventosa. "Los puestos de baterías son especiales y eso quiere decir que no se puede permanecer allí más de diez años", recalcaron.

La situación del benceno no es la primera a la que se enfrentan los trabajadores de la destilería de carbón que fabrica el combustible de los hornos altos de Arcelor. Hace unos años, los sindicatos pleitearon contra la empresa por haber utilizado esta amianto en sus obras civiles. El amianto también es cancerígeno.

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