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Nuevos modelos en la educación

Los institutos aplican un proyecto basado en la motivación para evitar el abandono educativo

Unos 25 jóvenes en riesgo de exclusión participarán en un programa municipal de colaboración con los centros para reengancharse al sistema

Alumnos del Instituto Número 5, en el comienzo de curso del año pasado. RICARDO SOLÍS

Los institutos de Educación Secundaria (IES) de la ciudad desarrollarán a partir del mes de enero un proyecto propuesto por el Ayuntamiento para reducir el abandono temprano de la educación de aquellos estudiantes en riesgo de desengancharse del sistema de formación reglada. Se trata de un recurso de compensación educativa dirigido a jóvenes con edades entre los 16 y 24 años, desmotivados en su mayoría, con baja autoestima e inmersos en situaciones sociales y familiares que afectan a su posición dentro del instituto. La ejecución del programa en el que participarán unos 20-25 alumnos, correrá a cargo de la asociación "Ye too ponese", que actuará en colaboración con los equipos de orientación de los IES.

La metodología de este programa está basada en los principios y herramientas de la llamada educación no formal, centrada en el protagonismo de los jóvenes en el diseño de los procesos, en un aprendizaje a base de experiencias, cooperativo, de empoderamiento, que incluye talleres y actividades lúdicas y de colaboración.

Sobre una base común, "el proyecto se adapta a las singularidades de los institutos. Cada uno es diferente y tiene sus propios protocolos. Actuaremos de la mano con el centro para intentar que los jóvenes alcancen el éxito escolar y remover los obstáculos que puedan encontrarse. También ponemos a su disposición los recursos comunitarios y hay que ver si es necesario intervenir con las familias", señala Yolanda Alonso, concejala de Educación, dispuesta, dice, a "innovar en lo educativo" para "enganchar estos chicos a la vida, descubrir sus intereses y hacerlos ver que tienen capacidades".

El sistema de actuación es "trabajar con los alumnos tanto de forma individual como en pequeños grupos", sostiene Raquel Lozano, orientadora del IES Menéndez Pidal, para señalar que los alumnos de este centro que participarán en el programa cursan primero y segundo de Secundaria y están en riesgo de exclusión social. "Tenemos cinco niños que creemos que al cumplir los 16 años dejarán los estudios. A ellos está dirigido este plan", indica. No obstante, el Menéndez Pidal presume de ser un centro con un riesgo bajo de abandono educativo "porque tenemos un proyecto que atiende a los alumnos hasta tercero de la ESO con dificultades en el estudio de forma muy individualizada", señala la directora Rosa García. "Este modelo funciona. Con él hemos evitado repeticiones de curso y alumnos desgajados del sistema. De hecho, los principales defensores son los propios estudiantes", añade.

En el Instituto Carreño Miranda, por su parte, el número de estudiantes susceptibles de integrar este proyecto ha aumentado una vez analizados los resultados de la primera evaluación. Son jóvenes "con pocas probabilidades de titularse, no tienen motivación, no cuentan con el respaldo de la familia y carecen de estrategias para enfrentarse al sistema educativo. Son víctimas y están esperando a cumplir los 16 años para no tener que estar en una mesa seis horas diarias", manifiesta la profesora responsable de servicios a la comunidad del Carreño Miranda.

El IES La Magdalena también cuenta entre su alumnado con seis o siete jóvenes de primero y segundo de Secundaria susceptibles de abandonar el centro. "Están desmotivados y esperan alcanzar los 16 años para marcharse o pasar a la Formación Profesional básica", comenta Oswaldo López Álvarez. Para reengancharlos al sistema, el centro cuenta con un presupuesto de compensación educativa concedido por la Consejería de Educación. "Tenemos cuatro proyectos sobre la mesa de cuatro asociaciones distintas para elegir uno. Nuestra idea es intentar con ellos algo poco habitual, hacer una apuesta valiente. Como las medidas ordinarias han fracasado, vamos a seguir probando. Queremos que sean talleres que obedezcan a sus intereses, romper con el curriculum oficial y ofrecerles una alternativa en las dos últimas horas de la mañana, cuando ya están aburridos", explica el director de La Magdalena para reconocer la complejidad que entraña esta apuesta. "Somos conscientes de que es difícil que salga bien, pero lo vamos a intentar", concluye.

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