Enrique Matilla es natural de Valladolid. A sus 36 años, este pucelano está completamente integrado en Ranón desde hace tres años y medio. Cuando se trasladó a vivir a Soto del Barco con su pareja, Ysandra del Castillo, no conocía el pueblo, pese a haber vivido anteriormente en Avilés. "Buscamos un sitio tranquilo y una casa y nos gustó", afirma este hombre, que considera que su localidad de adopción es "muy recomendable" porque, entre otros asuntos, es completamente ajena al estrés propio de las grandes ciudades, Por trabajo, se traslada habitualmente a Madrid. "Aquí no tenemos atascos y, en realidad, el pueblo no está tan apartado, está cerca de todo", señala.