El linfedema es una hinchazón crónica del brazo como resultado del almacenamiento de líquido linfático secundario a una obstrucción de los vasos linfáticos. Se trata de una secuela frecuente del tratamiento de un cáncer de mama, explica Iratxe Isusi Fernández, médica de Rehabilitación del Hospital San Agustín, donde anualmente se diagnostican 25 nuevos casos de esta patología cuyo tratamiento recae en el Servicio de Rehabilitación. A continuación, la doctora Isusi Fernández desglosa las características del linfedema, así como el tratamiento al tiempo que facilita algunas recomendaciones.

Origen del linfedema. Generalmente, los tratamientos del cáncer de mama necesitan un vaciamiento de los ganglios de la axila. Esto conlleva el riesgo de que se produzca de forma secundaria un linfedema.

Otras causas. Hay linfedemas que afectan a una pierna por tratamientos de cáncer ginecológico en mujeres o de próstata en hombres, aunque son menos frecuentes. También hay unas causas primarias, por una enfermedad congénita del sistema linfático.

Afectación. Generalmente, afecta a todo el brazo, si bien hay casos en los cuales la mano no llega a estar aquejada de forma importante por lo que no requiere medidas de compresión. Entre un diez y un veinte por ciento de las pacientes operadas de un cáncer de mama y sometidas a un vaciamiento axilar van a desarrollar un linfedema.

Factores de riesgo. La cirugía que se utiliza, el número de ganglios que hay que extirpar (cuanto mayor sea, más posibilidades existen de desarrollar un linfedema) y el tipo de tratamiento posterior (con radioterapia también aumentan las probabilidades). La obesidad es igualmente un factor de riesgo.

Factores secundarios. Traumatismos agresivos, infecciones de la piel o una cirugía, siempre en el brazo cuya axila ha sido vaciada.

Tipo de patología. Una vez que se diagnostica es una patología crónica, para siempre. Hoy por hoy no existe ningún tratamiento curativo.

Síntomas. El brazo se hincha, aumenta de volumen, manifiesta pesadez y la ropa empieza a apretar. El desarrollo es progresivo. Poco a poco se va acumulando líquido linfático. No duele.

Manifestación. No tiene que ocurrir de forma inmediata después del tratamiento del cáncer. En la gran mayoría de los casos se presenta durante el primer año, pero hay casos en los que se desarrolla hasta dos, tres o cuatro años después.

Calidad de vida. Afecta a la calidad de vida. No limita la movilidad del brazo pero supone un impacto muy importante sobre las pacientes, que ya han sufrido un proceso muy largo entre el diagnóstico y el tratamiento del cáncer.

Diagnóstico. Si existen los factores de riesgo y la paciente comenta los síntomas, la sospecha está ahí. El diagnóstico se realiza en las consultas de cirugía o de atención primaria. La primera medida es solicitar una consulta al servicio de rehabilitación.

Grados de linfedemas. En rehabilitación, con una cinta métrica, se clasifica el grado del linfedema. No son todos iguales. Los hay leves, en los que la hinchazón es muy pequeña, y otros pueden ser importantes.

Complicaciones. Además del impacto psicológico para la paciente pueden existir complicaciones por infecciones. Se puede infectar un pequeño corte o herida en el brazo lo que requiere antibiótico específico en ese momento.

Cuidados. El personal médico o de enfermería ha de ofrecer unas indicaciones sobre los cuidados que requiere la paciente después del tratamiento de cáncer de mama. Es importante que en el postoperatorio inmediato el brazo se coloque ligeramente elevado para que no se hinche y que se empiece a mover en cuanto es posible, a las 24 horas. Se ha publicado una guía que recoge los cuidados generales, los ejercicios de prevención a realizar y en qué momento deben practicarse.

Recomendaciones. Hay que hidratar bien la piel del brazo, tener cuidado de no pincharse, evitar sobreesfuerzo y trabajos muy repetitivos con esta extremidad para evitar que se desencadene el linfedema o se agrave.

Ejercicio. Existen unos ejercicios específicos para el tratamiento del linfedema. Además, se recomienda la práctica del deporte: nadar, caminar, marcha nórdica... Por el contrario, está contraindicado el tenis o el pádel.

El sol. El calor puede desencadenar el linfedema. Se recomienda que no se haga una exposición directa al sol, lo que no implica que las pacientes tengan que ir tapadas; en verano se pueden poner una camiseta y echar crema solar. No ir a la playa a las horas de máximo sol y exponerse.

Tratamiento. Es individualizado y se clasifica en una fase inicial, cuando se diagnostica, y en otra de mantenimiento. En la primera se realiza un tratamiento descongestivo para intentar disminuir el tamaño del linfedema; es de fisioterapia e incluye drenaje linfático manual y presoterapia, técnicas realizadas por un fisioterapeuta experto. La segunda fase, de mantenimiento, pretende contener el linfedema. Además de las recomendaciones generales, en la gran mayoría de las veces se necesita prescribir una media de compresión: la manga, el guante o una pieza entera que cubre el brazo.

Otros tratamientos. El único que existe actualmente y que es efectivo y curativo es el tratamiento físico. No hay otro con medicación, ni tampoco con cirugía, aunque las investigaciones apuntan en esta dirección. Es muy importante la fase del diagnóstico. Posteriormente se contiene el linfedema con una prenda de compresión y se lleva a cabo un seguimiento periódico en las consultas de rehabilitación. Si el linfedema se mantiene no es preciso repetir el tratamiento; en caso de alguna descompensación se emprende un nuevo ciclo, que consiste en 15 sesiones de una hora y 15 minutos cada una

Dolor. El tratamiento no es molesto. El drenaje linfático es un masaje muy suave, superficial, con el que el linfedema disminuye y las pacientes están más contentas.

Detección precoz. Es importante que las pacientes de riesgo, sin llegar a la obsesión, tengan información y estén alerta.