"Ha sido como estar en la cárcel. Ahora estamos muy contento, tenemos el salario y esperamos poder volver a casa pronto". Oleg Mozdorov, uno de los catorce tripulantes del buque "Lyubov", retenido en Avilés desde finales de año por diversas irregularidades técnicas, expresó ayer de esta forma la alegría de los marinos tras recibir los sueldos que les adeudaba su armador. La parálisis parece pues, próxima a su fin, aunque aún pasarán unos días antes de que los tripulantes sean repatriados a Ucrania y Rusia y de que una nueva tripulación se haga cargo del buque, que continuará su ruta una vez que se efectúen las reparaciones pertinentes. Muy feliz estaba ayer la cocinera del barco, Tatiana Goncharova, que agradeció efusivamente a Cruz Roja su intervención para que pudiera ir al dentista.

El Sindicato Internacional del Mar (ITF) dio ayer por concluida su tarea en Avilés, tras supervisar el reparto de 120.000 dólares entre los marinos y lograr la firma de un convenio laboral con las garantías del sindicato. La inspectora Luz Baz explicó que el armador les pagó los salarios y también una compensación de dos meses que, aunque no estaba en el contrato, sí forma parte del convenio de la ITF. Baz agradeció a la Autoridad Portuaria y a Cruz Roja su colaboración.

La clave de la demora fue los problemas con las distintas compañías, en un barco de "bandera de conveniencia" con pabellón de las islas Cook, pero de capital ucraniano. Primero hubo un cambio de operador, que perjudicó la situación, y después el retraso en el nombramiento de consignatario. El primero de todos, Marítima del Principado, renunció. Y, después, Bergé declinó finalmente hacerse cargo. Sin embargo, ya había recibido dinero del armador, que después le devolvió. Finalmente, es la consignataria AGP la que se hizo cargo del problema. "En cuanto se hagan las reparaciones el barco podrá marchar", confirmó ayer el presidente de la Autoridad Portuaria, Santiago Rodríguez Vega.