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CARLOS CORONAS | Artista, inaugura "Los territorios soñados" el viernes en el Niemeyer

"Me gusta transformar sensorialmente los espacios en los que expongo"

"El edificio de la Antigua Pescadería habría sido un lugar fantástico para montar una sala de exposiciones pública; es una pena"

Carlos Coronas, en el Niemeyer, junto a una de sus obras. RICARDO SOLÍS

-Este proceso lleva gestándose dos o tres años. Es un proceso así como a largo plazo que ha vivido distintas fases. Parte de las obras incluidas en "Los territorios soñados" estuvieron montadas en distintas ciudades. En Santander, por ejemplo, en 2010. Ahí fue donde comenzó un poco todo. Se montaron allí las primeras piezas volumétricas que titulé "Lampyridae". Los lampíridos son la familia de coleópteros a la que pertenecen las luciérnagas, que son los animales que utilizan la luz como reclamo. Y a mí lo que me interesa es precisamente eso: la luz como reclamo, metáfora de los "mass media", de la publicidad, los letreros luminosos de las ciudades.

Quien habla es Carlos Coronas (Avilés, 1964), que acaba de pedir un cortado en la cafetería del Niemeyer. Y es que desde hace tres semanas trabaja con intensidad en el montaje de "Los territorios soñados", la muestra de su trabajo artístico que se inaugurará el próximo viernes en el complejo cultural de la ría, una síntesis de su trabajo con luces de color que nació hace años y que se presenta ahora por todo lo alto en el templo diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer.

-Esto empieza con la beca Barjola, ¿no es eso?

-Las primeras piezas de luz yo creo que son del 2004, antes de que me concedieran la beca Barjola. La primera obra la incluyeron en una exposición que se llamaba "Pintura sin pintura", que organizó el comisario Javier Hernando, una exposición muy comentada en su momento. Yo utilizaba estructuras de madera que disponía en la pared a modo de pintura. Luego construía elementos que disponían con libertad de la propia pared. Bueno, esas piezas fueron sobresaliendo de la pared, creando sombras y volúmenes. De ahí a meter luz fue un paso como lógico. En "Pintura sin pintura" Hernando reunió a seis o siete artistas que trabajábamos con conceptos pictóricos, pero sin utilizar la pintura sobre el lienzo.

-Lo que presenta en el Niemeyer son más esculturas que pinturas.

-Se puede decir que sí, aunque las fronteras entre ambas artes están muy difusas. Puedes ver estas piezas como esculturas, porque son volumétricas, pero también las puedes ver como pinturas porque actúan sobre la pared de la cúpula con las mismas impresiones que las pinturas. Lo que me gusta en realidad es transformar sensorialmente los espacios en los que expongo.

-Esta muestra, ¿cierra una etapa en su obra artística?

-No, "Los territorios soñados" es una muestra de la evolución de mi trabajo, nada más.

-Pero estas piezas ya estuvieron en León, en Santander, en Elche?

-Las últimas obras que he hecho, las de Elche o la sala del Banco Herrero, son estas piezas que yo llamo "lampyridae". Cuatro de las piezas de Elche están aquí, pero no son las mismas. Lo que he hecho ha sido trabajar más sobre esas ideas, evolucionar? El resultado de todo esto es que he procurado crear piezas un poco especialmente para el espacio de la cúpula. La disposición de las piezas está pensada para este espacio tan singular. Eso está claro.

-Hace tiempo que no exponía en la comarca.

-El año pasado, en una colectiva en el Valey. La última vez que expuse en Avilés yo creo que fue cuando monté una instalación en el Camposagrado, la primera gran instalación que utilizó el palacio.

-También participó no hace mucho en una intervención, precisamente, en su fachada norte.

-Sí, la idea era mía, pero fue una colaboración con los alumnos.

-¿Expone poco en su tierra?

-No lo sé. Lo cierto es que tampoco hay tantos espacios expositivos para trabajos como los que hago: muy específicos. En Avilés hay un problema de falta de espacios expositivos quitando, claro, el Niemeyer.

-Está el Centro Municipal de Exposiciones.

-Yo hubiese hecho otra sala de exposiciones en otro espacio. Me explico: cada sala se enfoca a un tipo de obras determinadas. El CMAE está muy bien para exposiciones de fotografía, de pintura, pero para otro tipo de obras no está muy bien. La Antigua Pescadería habría sido un espacio fantástico para montar una sala de exposiciones pública. Es una pena.

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