La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Figura De La Semana | BERNARDO RODRÍGUEZ CÁNOVAS | ARQUITECTO TÉCNICO, CAPITÁN DE YATE Y PILOTO DE AVIACIÓN

Desde Nubledo hasta las nubes

El corverano, que comenzó a trabajar para Concasa en Salinas, recibe la próxima semana la Gran Cruz del Mérito Humanitario

Bernardo Rodríguez Cánovas, ayer, en el parque del Muelle. MARA VILLAMUZA

Bernardo Rodríguez Cánovas primero fue delineante, luego estudió en la Universidad de Sevilla y, al final, se hizo arquitecto técnico. Entró a trabajar en la empresa Construcciones Castrillón (Concasa) y estando en la nómina de esa compañía contribuyó a configurar la imagen residencial de la actual Salinas. Vive ahora en esa localidad. Y no para. Es Comendador de Gracia de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, capitán de yate y también piloto de aviación. Las horas son cortas para Bernardo Rodríguez. También es cinturón negro quinto dan de taekwondo. "Me han seleccionado para participar en el campeonato del mundo que se celebrará el próximo mes de julio en Seúl", cuenta.

Nació en Nubledo y ahora, de cuando en cuando, se pierde por entre las nubes. Rodríguez Cánovas ha sido distinguido con la Gran Cruz del Mérito Humanitario, un galardón que otorga la Institución del Mérito Humanitario en una ceremonia de gala que se celebrará el próximo sábado en un hotel de Barcelona. El premio que recoge Rodríguez Cánovas lo tiene, por ejemplo, el Dalai Lama. Certifica las grandes trayectorias personales y profesionales. La del director de obra de dos de los Gauzones se hizo merecedora de él hace unos meses por la labor social que ha desarrollado a lo largo de su carrera. "Se pusieron en contacto conmigo, querían que les enviara un currículo. Luego fue cuando me dijeron que otorgarían la Gran Cruz", explica.

El arquitecto técnico antes de llegar a serlo estudió en el nocturno del actual IES Carreño Miranda. Era un chaval cuando consiguió trabajo como delineante en Concasa. "Cogía el tren en Nubledo, enlazaba con el autobús, me plantaba en el despacho a trabajar. Por la tarde iba a clase. Hasta las once. Ya no había tren de vuelta. Me ponía a caminar hasta casa. Llegaba a la una. Y, al día siguiente, otra vez en pie a las siete de la mañana", señala. "No había otra opción".

La madre del arquitecto técnico procedía de Totana, en Murcia. "Su tío era comandante del puesto de Cancienes y se la trajo para Asturias", apunta Rodríguez Cánovas. "Mi padre era cubano, de La Habana. Su familia había salido de Villalegre. Regresó a España y fue un político destacado en su tiempo. Llegó a ser cónsul en Gijón", apostilla. Este matrimonio tuvo tres hijos: a Bernardo y a sus dos hermanos (Herminia y Armando). "Todos corveranos".

Bernardo Rodríguez aprendió el oficio de delineante en un despacho de arquitectura de Avilés. "Lo que tenía que hacer en Concasa era dibujar planos", apunta. Y eso hizo durante una larga temporada. "Chalés y casi todos los edificios en altura". Estudió con beca en la Universidad de Sevilla. Antes de eso, sin embargo, le tocó hacer la mili en la Armada. Y eso le sirvió de mucho. "Saqué 3.º y 4.º y la reválida en un sólo año. El resto del Bachiller lo estudié en el Carreño Miranda", confiesa sin jactancia.

Al regresar de Sevilla se estableció por su cuenta. Y así sigue y no le va mal. Tiene un certificado del Colegio Profesional en el que se indica que es el arquitecto técnico que más obras dirigió en Asturias durante un año. Por ejemplo, la subida de la avenida de San Agustín, el arranque de la calle Fernando Morán. "Y un montón de chalés y locales comerciales", comenta así como sin darse importancia.

Entre medias de todo esto se sacó el título de capitán de yate, de piloto de aviación, fue nombrado Comendador de Gracia. Participa en todo tipo de asociaciones. Es miembro distinguido de la Cofradía de la Buena Mesa de la Mar, del Rotary Club, tiene el premio "Paul Harris" de la delegación de Sâo Paulo. Participa en el Foro por la Paz en el Mediterráneo, un encuentro que se organiza cada año en Málaga. "Procuro, nada más, hacer todo el bien que puedo", apunta. Y eso es lo que han visto los componentes de la Institución del Mérito Humanitario de Barcelona. Y lo dejarán claro en la ceremonia de entrega.

Compartir el artículo

stats