La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Phileas Fogg motero, a Islandia

El argentino que dio la vuelta al mundo en 80 días, de visita en Avilés, irá al país nórdico por el fin de una vieja ley que permitía matar vascos

Hugo Scagnetti, ayer, junto a su moto, en la muestra instalada en la pista de La Exposición. RICARDO SOLÍS

A Hugo Scagnetti le gusta superar retos. Y siempre que puede, sobre su moto. El año pasado emuló al personaje de Phileas Fogg y dio la vuelta al mundo en 80 días sobre dos ruedas y en solitario. Su próxima aventura le llevará hasta Islandia acompañado de otros 22 moteros para estrechar lazos de amistad con ese país, que en 2015 derogó una ley de 1615 que permitía matar vascos. La idea es colocar una placa con los nombres de los 32 balleneros guipuzcoanos que fueron asesinados hace 400 años tras naufragar frente a las costas islandesas y rodar un documental contando toda la historia. Scagnetti estuvo ayer en Avilés, de la mano de Telefónica, que fue la empresa que le dio apoyo tecnológico en su aventura alrededor del mundo, recorriendo el hemisferio norte: desde España hasta Canadá, pasando por Francia, Italia, Grecia, Turquía, Georgia, Azerbaiján, Kazajistán, Uzbekistán, Rusia, Corea del Sur y Estados Unidos.

"Es importante cuando viajo, tener un motivo", afirma. En el caso de Islandia es por una cuestión histórica; el de la vuelta al mundo, para recaudar fondos para la investigación de la necrosis avascular, que él había sufrido. "Reemplacé todo el equipo de apoyo humano con tecnología. Fue la primera moto conectada en dar la vuelta al mundo. Desde España, podían hacer el seguimiento de los parámetros de telemetría, los datos biomédicos e incluso de temas emocionales. La moto estaba llena de cables y a muchos niños les atraía porque era casi como una nave espacial", sonríe. Scagnetti reconoce que el reto fue complicado, sobre todo al haber dos saltos geográficos: de Corea del Sur a Estados Unidos y de Canadá a Francia, cuando volvía a casa. También tuvo complicaciones en las fronteras, sobre todo en la de Estados Unidos, porque no le habían sellado bien los papeles. "Cuando iba a entrar a Canadá me dijeron que no podía pasar porque en Estados Unidos no me habían sellado bien la entrada y tuve que volver. Empezaron a sospechar porque había estado en países asiático cerca de Siria y llevaba la moto llena de insignias", relata Scagnetti.

Pero el hispano-argentino se queda con los buenos momentos, que fueron muchos, ya que en su periplo por los diferentes países se encontró con gente "muy amable". El que más le sorprendió, Uzbekistán: "Viven en una dictadura, pero he visto gente más feliz que en otros muchos sitios. Tienen unas redes familiares importantes. Y eso se ve en los niños, que son alegres, curiosos. También fue el país donde más me pidieron el pasaporte: 32 veces".

El salto entre Europa y Asia fue importante. Tras salir de Grecia pasó a Turquía: "El primer pueblo donde dormí daba miedo. Había un solo hotel que no tenía ventanas y la habitación era esperpéntica. Bajé a la moto a buscar cosas y me encontré con 20 personas a su alrededor. De pronto, alguien se me acercó y me dijo con orgullo que es que en el pueblo había un club de motociclismo. Y me invitaron a todo cuando todo parecía un entorno hostil. Eso me pasó en cada país". Y es que relata que cuando iba a dar el salto en la frontera, algún vecino del país que dejaba le decía que el otro era peligroso u hostil. "Eso es lo que hace el desconocimiento porque me pasó todo lo contrario. No depende de los países, sino de las personas", concluye.

Compartir el artículo

stats