La actriz Isabelle Stoffel (Basilea, Suiza, 1972) lo es todo en "En tierra", el monólogo de George Brandt cuyo estreno nacional acoge este viernes (20.30 horas) la sala club del Niemeyer. Codirige -junto a Sigfrid Monleón-, coproduce, versiona y protagoniza la historia de una piloto de aeronaves que cambia la adrenalina de la guerra por la corriente aséptica de los drones, un espectáculo que se estrenó en Edimburgo, en Escocia, y que Anne Hathaway llevó a Broadway y en poco tiempo tendrá forma de película.
-Habíamos ido a Escocia con la versión en inglés de "La rendición" y descubrí "En tierra". Me encantó que no tuviera nada que ver con el monólogo que estaba haciendo entonces y que se vio también en Avilés. La obra me pareció tremenda, muy actual, otra manera de ver la vida.
- Una piloto de guerra.
-Pero no sólo eso. Se queda embarazada y cambia el avión por un dron, la guerra, por un trailer climatizado en medio del desierto de Las Vegas. Desde allí lanza bombas cuya repercusión se nota a 8.000 kilómetros de distancia. Eso, el cambio, me interesó mucho.
- Y Anne Hathaway.
-Eso, aunque en Edimburgo no hizo ella el montaje. Fue otra actriz, pero Hathaway la llevó a Nueva York.
- ¿Qué fue lo que más le sedujo de esta mujer?
-La vivencia que tiene: el cambio. La obra se hace entender muy bien. Aprendí muchas cosas a la hora de componer el personaje. Esas sensaciones de guerra: la pasión se cambia por la sensación de jugar a un videojuego.
- Ya ha dicho que no había similitudes entre "La rendición" y "En tierra".
-No, pero es cierto que el protagonista de "En tierra" traspasa el mundo hasta el punto de lograr intercambiar las realidades: la de la pantalla y la que se encuentra cada noche cuando vuelve a casa y prepara la cena. No digo que haya mística, aunque sí clarividencia.
- Codirectora, versionista, actriz, productora...
-Es la realidad teatral actual. Para poner en marcha un espectáculo hay que estar dispuesta a participar en todas las fases de la producción. Pero no lo hago todo yo sola: estoy rodeada de un equipo enorme, empezando por Sigfrid Monleón, con el que trabajo desde hace tiempo.
- ¿Por qué estrena en Avilés?
-Tengo grandes recuerdos en la ciudad: por "Invernadero" y por "La rendición". Es una ciudad en la que se cuida mucho el teatro y eso es fundamental.
- El teatro no parece el mejor de los negocios.
-No lo es. La pasión que tengo es la de contar historias, es el sitio reservado para la reflexión que surge cuando te enfrentas cada noche al público. Una no se hace rica en el teatro, nadie se impone esa la meta. Lo que me importa de verdad es que pueda hablar a través de los personajes a los que me enfrento.
- Sin estrenar y ya tienen buena gira por delante, ¿no?
-La verdad es que sí. Vamos a hacer una pequeña temporada en Valencia, en Logroño. En Madrid nos falta confirmar fechas.
