Los usuarios del aparcamiento de la playa del Cuerno, en Salinas, reclaman la instalación de vallas de seguridad en la explanada superior del estacionamiento. El aparcamiento se reparó recientemente y se instalaron unos elementos metálicos a modo de valla pero, según los usuarios no son suficientes.

"La plataforma superior del aparcamiento carece de la seguridad necesaria. Es cierto que cuenta con unos elementos metálicos en la zona que da sobre la carretera de Arnao, pero no son suficientes porque en el resto del perímetro no se ha colocado barandilla de protección ", señaló Martín Fernández, uno de los conductores que suele aparcar en el Cuerno.

El estado de la cuneta, sin rejilla, es otra de las críticas que realizan los usuarios. "El aparcamiento no tiene alumbrado público y es un peligro que la cuneta no esté debidamente señalizada y protegida. Ya que se hicieron obras de mejora recientemente, se debería haber aprovechado para reforzar la seguridad", manifestó un lugareño decepcionado con el resultado final de la intervención.

El aparcamiento de la playa del Cuerno está a pocos metros del Museo de Anclas Philippe Cousteau, por lo que lo utilizan muchos de los visitantes del mismo. La zona, colindante con el acceso al túnel de Arnao, es un área de unos 680 metros cuadrados que se reparó con aglomerado asfáltico al principio del verano para habilitar un área donde poder dejar los coches. El presupuesto de la obra rondó los 17.000 euros.

Si el arreglo del aparcamiento de la playa del Cuerno merece reparos por parte de los usuarios, los vecinos y bañistas que frecuentan el playón de Bayas también alzan la voz. En su caso, confían en que los próximos meses invernales sean aprovechados, ya que afloja la presión de visitantes, para desarrollar un plan de regulación del tráfico que evite, el verano que viene, los colapsos circulatorios vividos este año. Tanto el carril de acceso al arenal como la explanada próxima al mismo son invadidos en la temporada estival por los vehículos de quienes acuden a la playa y, desesperados por la falta de facilidades de aparcamiento, dejan los coches "a la buena de dios".