Quique Pertega va disfrazado de león, el rey de la selva. Controla todo desde su silla y mientras observa, come gusanitos. Su hermana, alumna del colegio Quirinal, se llama Martina y va de jirafa. Anzu Nieto corre como se supone que lo haría un cocodrilo entre cebras, más jirafas, leones y elefantes y un par de cantantes de gospel, de nombres Laura Guarteche y Lena Rodríguez. Ese grupo estudia en el colegio Palacio Valdés del Carbayedo. A pocos metros, los masáis de "Pequeños espacios" acaban de descubrir que tienen una gran habilidad para saltar. Lo prueban y como por arte de magia consiguen brincar muy alto. Y así hasta contar setecientos escolinos de quince centros educativos que ayer salieron del Parche y llegaron al centro deportivo de El Quirinal luciendo sus mejores galas de antroxu pese al orbayu, que por momentos hizo acto de presencia.

Los críos de Miranda y La Carriona parodiaron los Juegos Olímpicos. Tenían atletas medallistas como Elsa Romero y Naroa Quirós y nadadoras como Paula García, que mostraba con orgullo el oro conseguido en "mariposa". El alumnado del colegio Villalegre se envolvió en los colores de las tribus de Madagascar, una isla en la que vive un pájaro de nombre impronunciable al que daban vida Tahiel Santa Catalina y sus compañeros del Marcelo Gago.

En un momento dado entran en escena más masáis como Mateo Barba, del Enrique Alonso, que cuando salte dice que alcanzará por lo menos la altura de la lanza que porta. Pero tiene vergüenza. No pasa nada, está contento con su disfraz. A su lado están María Sánchez, bailarina árabe, y Yumi Popa, una gueparda. Hay más leones de Llaranes como Illán Ruiz, Marcos Rodríguez y Enrique Fernández, que no dudarán en "morder y coger huesos" o cazar elefantes, todo se andará, la tarde antroxera infantil es larga. Arturo Montes va de bantú, una etnia que se extiende desde Camerún hasta Somalia; sin embargo estudia en el Apolinar Hevia. Las panteras del Virgen de Las Mareas también animaron el desfile.

Los niños más pequeños, los de las escuelas infantiles del Quirinal, La Magdalena y La Toba, también participaron en una fiesta en la que muchos bailaron, otros saltaron como los masáis y hubo quien rugió a los cuatro vientos. Mientras tanto, Quique Pertega, el león seguía en su carrito, quizá dormido, lo que se llama el descanso del guerrero.

Los escolinos de las escuelas infantiles de La Toba, La Magdalena y El Quirinal salieron a la calle acompañados de sus padres y madres. Iban de jirafas y cebras, entre otros animales propios de la sabana.