Cocina de tradición con sabor a miel

El turonés Rodrigo Llaneza, que debutaba en un certamen gastronómico, se impone en el concurso de Moreda con un plato de carne con néctar de abeja

Rodrigo Llaneza, en la cocina del IES Valle de Aller. J. R. SILVEIRA

"La cocina te tiene que gustar, se trata de probar y aprender de los aciertos y de los errores". Así de claro lo tiene Rodrigo Llaneza, que a sus 31 años resultó ganador el concurso de platos elaborados con miel que se enmarcaba dentro de los actos de la Feria anual que se dedica al néctar de abeja en Moreda.

Lo de Rodrigo y los certámenes gastronómicos fue llegar y besar el santo. Presentó dos platos en Aller y logró alzarse con el triunfo en la categoría de carne y también en la clasificación de mejor plato del certamen. "La verdad es que me alegra mucho, era la primera vez que me presentaba a un concurso de este tipo y mejor no pudo ser", asegura el joven, natural de Turón, que cursa el segundo año del módulo de cocina en la Escuela de Hostelería IES Valle de Aller.

El plato con el que ganó el certamen de la miel fue con una "Ternera mil flores", que presentó en la categoría de carnes. No fue sencillo, este manjar no fue flor de un día. "La verdad es que estuve pensando qué hacer, probando diferentes combinaciones y después de una semana di con este plato, que al final resultó ser el ganador". La preparación, explica, es a base de cebolleta pochada con ajo, a la que se le añade chamón y especias -clavo aromático, hebras de azafrán, comino y pimiento-. Con ello se hace un guiso y se termina añadiendo la miel. Y el resultado gustó a los expertos, porque además de imponerse en la categoría de carnes, fue el plato más valorado del concurso. No tuvo tanta suerte Rodrigo Llaneza con el postre, "un saquito de Otoño" que se quedó fuera de los premios.

Tras esta buena experiencia, el cocinero tiene previsto dedicarse a presentarse a todos los certámenes que vayan convocándose este año. "He decidido que quiero seguir probando suerte", indicó el joven. Entre sus planes también está continuar en la escuela allerana para incrementar su nivel en el módulo superior.

Rodrigo Llaneza es cocinero de vocación. "Siempre me gustó mucho", reconoce. Pero no estrechó lazos con la cocina hasta hace un par de años. Había trabajado en diferentes sectores, pero la crisis y la inestabilidad en su último empleo, le llevaron a embarcarse en una nueva aventura. Un amigo suyo abrió un restaurante en Infiesto y le ofreció un puesto en la cocina. Rodrigo cogió sus bártulos y allí se plantó. Durante ocho meses aprendió el oficio entre fogones y ahora ha decidido profundizar en el instituto.

Sin un referente culinario, y con un cariño especial hacia la cocina tradicional, el joven turonés tiene claros los ingredientes para una buena receta: los productos y la combinación de sabores. Los que le ha dado a la miel, han sido de premio.

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