Antonio el Maqui recupera su nombre

La familia del guerrillero oscense Eusebio Moreno visita Vegadotos, en Mieres, tras descubrir 60 años después que era donde estaba enterrado

Eusebio Moreno.

Era Antonio el Maqui. Un chaval de Huesca que había llegado desde Francia para reforzar la guerrilla asturiana. Lo mataron el 30 de diciembre de 1951, en el entorno de Polio. Sesenta años después de su desaparición, su familia pudo ayer encontrarse con el lugar en el que fue enterrado su cuerpo: en el cementerio civil de Vegadotos. Su nombre real era Eusebio Moreno, un dato que salió a la luz durante la investigación de Gerardo Iglesias -fundador de Izquierda Unida- para documentar su libro "¿Por qué estorba la memoria?".

Aquilino Fernández, "Quilino Polio", fue un enlace durante la guerrilla asturiana y la última persona que vio con vida a Antonio el Maqui. Él instó a Iglesias a iniciar la búsqueda de datos para localizar a aquel joven, que había perdido la vida ante sus ojos. "Fue difícil, porque no aparecía en ningún registro del Partido Comunista", señaló ayer el autor. Tras mucho batallar entre archivos, dieron con su certificado de defunción. La fecha y el lugar de la muerte no dejaron lugar a las dudas: Antonio el Maqui se llamaban en realidad Eusebio Moreno.

El fundador de Izquierda Unida buscó a la familia del desaparecido y encontró a Roderic Moreno. Es sobrino de Antonio el Maqui y, ayer, viajó desde Lérida hasta Vegadotos para conocer el lugar en el que fue enterrado su tío y participar en un homenaje organizado por "Amigos de Mieres". Al acto acudieron todos los implicados en la búsqueda, miembros de la entidad y el vicealcalde, Manuel Ángel Álvarez. "Mi padre falleció tranquilo. Cuando habló con Aquilino, encontró la respuesta a más de sesenta años de preguntas", explicó Moreno.

Intercambiaron historias. El hermano de Antonio el Maqui le contó a Aquilino Fernández que se había alistado en el Ejército republicano cuando estalló la Guerra Civil. Había estado en Francia y, cuando se produjo la invasión guerrillera del valle de Arán, volvió al interior. Estuvo en las guerrillas de Aragón y Levante. Y hasta ahí sabía la familia.

Aquilino Fernández continuó ayer la historia, aunque con la garganta embargada por la emoción. "Antonio el Maqui vino con otros para reforzar aquí la guerrilla", explicó. Sabían que en Polio tenían enlaces, "los apoyos son esenciales, sin enlaces no hay guerrilla", explicó. Allí estaban en la noche del 30 de diciembre de 1951. El destino de Eusebio Moreno estaba escrito.

Uno de los enlaces fue a buscar vino a una casa que estaba cerca de su escondite y ellos aguardaron tras un muro. Fernández recuerda cada piedra con tanta claridad que "podría dibujarlo ahora mismo". La Guardia Civil los encontró y empezó a disparar. Quilino Polio salvó la vida de milagro, rodando por un desnivel. Antonio el Maqui no pudo esquivar todas las balas. Murió en el acto, sin poder despedirse de su familia ni decir a sus camaradas quién era en realidad. En Vegadotos quedó su cuerpo y tardaron más de sesenta años en encontrar su nombre.

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