La investigación de la fosa común de Parasimón, en el puerto de Pajares (Lena), está paralizada por falta de fondos desde hace más de un año. Los arqueólogos que trabajaron en el enterramiento localizaron en verano de 2014 restos óseos en el lugar en el que, según testigos presenciales, fue "paseado" el lenense Luis Cienfuegos, en el año 1937. La exacta definición de la línea de fusilamiento, el uso excesivo de munición y la presunta presencia de civiles entre las víctimas llamaron la atención de la jueza María Servini, la titular que instruye la querella argentina contra los crímenes del Franquismo. Parasimón puede ser una prueba, pero aún está enterrada.

La familia de Luis Cienfuegos impulsó la investigación en la zona, acometida por los arqueólogos Antxoka Martínez y Ketxu Torres. El entorno de Cienfuegos sabía de la localización del enterramiento por el testimonio de un vecino , Celesto García. El lenense había asegurado que, siendo niño, vio cómo un grupo de hombres fusilaban a Cienfuegos, vecino de la localidad de Parana, y a otros ocho detenidos. También cómo les destrozaron la cara para que quedaran irreconocibles. Además, según García, fueron los vecinos de Pajares los que se encargaron de dar sepultura a las víctimas .

Los arqueólogos confirmaron su historia con un trabajo modesto, ajustado al presupuesto del que disponían. Realizaron una serie de catas que sacaron a la luz la línea de fusilamiento. Según el informe, "es una clara escena de un crimen". La línea de fusilamiento se colocó justo frente a los prisioneros, presumiblemente nueve personas, que sufrieron varios impactos de bala.

La cantidad de munición empleada también es llamativa. El estudio arqueológico de la fosa recoge que se recuperaron treinta y nueve vainas y cinco cartuchos de un arma "Mauser alemán". También dos vainas de pistola y cuatro fragmenos de proyectil de tipo aerodinámico. "Es demasiado para matar a nueve personas", señalaron los expertos. Ese "derroche" de munición solo puede deberse, afirman los arqueólogos, a dos causas: o los tiradores no tenían ningún tipo de experiencia previa o actuaban bajo un gran estrés y sensación de pérdida de control. La aparición de vainas de pistola revela que las víctimas recibieron "tiros de gracia".

El estudio de los arqueólogos marca las posibles líneas a seguir una vez culminada esta primera fase de investigación. Los expertos consideran opcional una excavación integral de la fosa y recuperación e identificación de los cadáveres. Este proyecto podría verse obstaculizado, matizan, por la imposibilidad de llegar a un acuerdo rápido con todos los posibles familiares de los otros fallecidos. Hasta el momento, sólo han impulsado la investigación de la fosa común los descendientes de Cienfuegos. Se trataría de una actuación, tal y como reconocen los expertos "legal y judicialmente complicada, larga y costosa".

La otra propuesta, más ajustada a los medios de los que disponen, sería la excavación de la fosa para su correcta localización y una investigación más en profundidad. Una vez cerrado el estudio y elaborado un informe más completo, se señalizaría para poder dar culto a los fallecidos. Esta opción permitiría dar las claves necesarias para la investigación de la querella argentina, sin entrar en conflictos con el sistema judicial en España. Tras la admisión del informe preliminar de la fosa por parte de la jueza argentina, los arqueólogos también remitieron una copia a la Organización Naciones Unidas (ONU).

No es la primera fosa de las Cuencas que llega a las manos de los responsables de la ONU. La Asociación Foro por la Memoria también informó a la entidad sobre el enterramiento de Cabacheros, investigado en Felechosa (Aller). Esta fosa se sometió a un estudio completo, que incluyó análisis genéticos de los restos óseos recuperados. Había más de treinta cuerpos, pero ninguna muestra coincidió con el ADN de los familiares que se presentaron a los análisis.