El centro de Soft Computing cierra este viernes con los últimos ocho trabajadores

Los investigadores han ido pactando su salida de las instalaciones, aunque mantienen la incertidumbre de si cobrarán las indemnizaciones

Trabajadores en el Centro Europeo de Soft Computing. FERNANDO GEIJO

El Centro Europeo de Soft Computing afronta su última semana en el campus de Mieres. Las instalaciones, ubicadas en el edificio de investigación de Barredo, cerrarán sus puertas este viernes, dejando a sus trabajadores con una sensación de incertidumbre sobre el futuro que les espera. La mayor parte de la plantilla ha ido dejando su puesto a lo largo de este mes y ahora sólo quedan ocho personas en el centro.

Los trabajadores alcanzaron un acuerdo con el patronato, en el que se encuentran tanto la Fundación Bancaria Cajastur como el Principado de Asturias, antes de las navidades. Ese acuerdo tenía el objetivo de llevar a cabo un cierre paulatino de las oficinas y fijar las correspondientes indemnizaciones. De momento se ha producido la mayor parte de las salidas aunque, según fuentes de los propios trabajadores, hay cierta desconfianza sobre el cobro de las compensaciones comprometidas dada la grave situación económica del centro. Habrá que esperar hasta la próxima semana para conocer si el patronato cumple sus compromisos, aunque los trabajadores no descartan acudir a los tribunales en el caso de que se viole el acuerdo económico entre ambas partes.

En cuanto a los proyectos de investigación que el centro tenía en marcha, su destino ha ido por distintos derroteros. Tal y como explican los trabajadores, algunos de ellos sí se han podido cerrar, cumpliendo las compromisos que había adquirido el centro al abordar estos proyectos. En cuanto a las iniciativas de mayor recorrido, algunas han tenido que ser abandonadas, mientras que otras podrán continuarse, pero tendrá que ser desde otras instituciones que han accedido a hacerse cargo de los proyectos.

El patronato que gestiona el Centro Europeo de Soft Computing decidió cerrar las instalaciones a mediados de noviembre. La Fundación Bancaria Cajastur se negó a dar más fondos a esta institución que pasaba por su peor momento desde el punto de vista económico. El Principado, por su parte, había exigido al centro la devolución de unas ayudas que sumaban 850.000 euros al no cumplir con los requisitos exigidos, lo que precipitó el cierre del centro cuya única salvación era encontrar un nuevo patrono.

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