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"El Ventolín" no olvida al cura gaitero

"Era mundial y amante de lo asturiano", asegura el grupo poleso fundado por Carlos Sánchez, al que homenajea al cumplirse 25 años de su muerte

"Era mundial y un apasionado de todo lo relacionado con Asturias". Así recuerda el presidente del grupo folclórico "El Ventolín" al párroco Carlos Sánchez Martino un cuarto de siglo después de su muerte. El sacerdote, nacido en la localidad maliayesa de San Martín de Vallés hace ahora 83 años, fue uno de los fundadores de la agrupación a finales de los años 70 y ahora el colectivo quiere reconocer su legado con motivo de la XXXVII Semana Folclórica que hoy comienza.

Algunos se refieren a Sánchez Martino como el cura folclórico. Fue su iniciativa de organizar un baile regional para la fiesta de los Güevos Pintos la que sirvió de germen para crear un colectivo como El Ventolín, del que sería pieza clave, en varios desempeños, desde su creación hasta su fallecimiento.

Muy conocidos eran sus arranques con la gaita, que no dudaba en sacar, cuando la ocasión lo merecía, para animar el cotarro. "No era que se le diese muy bien, pero lo hacía con mucho entusiasmo", declara Joaquín Ruiz, el presidente, que entre los méritos del religioso apunta su elaboración del que cree que es el primer método de gaita, cuya publicación impidió su precipitado fallecimiento.

Sin embargo, hay otros aspectos destacables para la vida polesa que todavía hoy perduran y quizás no se le reconocen lo suficiente. Los que los miembros de El Ventolín quieren reconocer en la cita prevista entre el 28 de marzo y el 2 de abril. "Fue quien introdujo la bendición de los Güevos Pintos en asturiano", comenta la directiva Carmen Quirós, que también le apunta un papel fundamental en la inclusión del folclore asturiano en el ámbito religioso. "Cuando ver gaitas y bailes en las misas era impensable, el ya lo hacía", sostienen, sin olvidar su pasión por la mitología asturiana, sobre la cual realizó una tesis doctoral, que será eje central de la temática de la semana.

De todos modos, lo que más destacan es su faceta personal. Aseguran que su mano izquierda para los jóvenes era vital para animar a estos a sumarse a un grupo folclórico. "Lo pasaban en grande con él, pues era muy enrollado con los chavales", coinciden en señalar tanto el presidente como Quirós respecto a una etapa en la que los viajes del colectivo eran curiosos y habituales. "Con él fuimos Suiza, a Glasgow, a Pamplona e incluso llegamos a bailar en Covadonga para Juan Pablo II con motivo de su visita a Asturias", indican para poner como ejemplo de sus corredurías las misas improvisadas en pleno trayecto. "Cuando fuimos a Suiza nos coincidió el viaje de domingo y tuvimos que hacer parada para montar una misa de campaña", rememora Ruiz.

Unas facetas que van unidas a su incondicional apoyo al colectivo, al que siempre cedió las instalaciones para sus actividades, así como a otra asociación emblemática del concejo como son Los Cascaos, de la cual formaba parte antes de fundar El Ventolín y que incluso da nombre al salón parroquial por las muchas actividades que en él desarrollaron.

Sánchez Martino es, por tanto, una figura inolvidable y, aunque ya cuenta con una calle en la Pola, los miembros del grupo ven necesario reconocerlo con un honor como la concesión de la medalla de oro, que hasta la fecha sólo ostentan otros colaboradores históricos como Josefina Feijoo, Cristina Huerta, Óscar Menéndez y el actual presidente.

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