Una empresa financiada con fondos mineros que se dedica a suministrar material y técnicos especializados en el montaje de barricadas para todo tipo de movilizaciones. Ese es el hilarante hilo argumental de "Barricadas S. L.", el cuarto cortometraje de Marino Franco y una sátira sobre el descontrol en el gasto público. La cinta se presenta hoy, a partir de las 20.00 horas, en el teatro de El Entrego. El acto incluirá un coloquio con los actores y la actuación de Charly Teibol.
-¿Qué mensaje busca transmitir el corto?
-En la época de bonanza en las Cuencas había de todo, hasta se hacían cursos de corte de jamón y de cata de vino. Si en esos años se hubiera planteado la idea de hacer una empresa de suministro de barricadas también se hubiera llevado dinero. Queremos denunciar la malversación que hubo de esas partidas. Se montaron empresas que al final no valían para nada. Hubo una serie de gente que vino, cogió la pasta y se fue sin que nadie pidiera responsabilidades. La prueba son todas esas empresas que tenemos por ahí como Venturo XXI o Diasa. Generaron mucha ilusión entre la gente y al final vendieron humo. Los fondos mineros fueron un chiste cruel.
-¿A quién le pondría una barricada Marino Franco?
-La barricada hay que ponérsela al Gobierno de Mariano Rajoy, que está haciendo unos recortes brutales. Todo el cuento de la crisis es una estafa porque al final van siempre a por los mismos, a la gente que está en precario. Hay personas que están muriendo porque no tienen un calentador, la sanidad pública está cada vez más empobrecida y la educación está como está. Los verdaderos antisistema son ellos porque se están cargado el sistema del estado del bienestar que estaba implantado. Hoy en día estás trabajando y eres pobre. Es lamentable. La barricada hay que hacérsela a los delincuentes del Ibex 35 y del PP, y a los cómplices que tienen ahora.
-En la gestión de los fondos mineros, ¿la realidad superó a la ficción?
-Completamente. La visión del corto parte de la ironía, que es la base de la ternura. Yo tengo un gran amor a estas cuencas y no soy sospechoso de ser anti-nada. Milito en un sindicato, trabajé para ellos durante 18 años y grandes amigos míos son sindicalistas. Estamos viendo ahora casos de determinados individuos que se aprovecharon de los fondos mineros para enriquecerse.
-¿Qué sensaciones le dejó la apertura de la investigación a José Ángel Fernández Villa y José Antonio Postigo?
-Fue un palo enorme para el movimiento sindical. Ya se encargan determinados sectores de desprestigiar a los sindicatos y a los sindicalistas, y eso se agrava cuando aparecen casos de gente tan significativa como Villa y Postigo. Es dar carnaza a los poderes fácticos que quieren acabar con la última trinchera que tienen los trabajadores, los sindicatos.
-¿Se ha perdido el espíritu reivindicativo en las Cuencas?
-Yo creo que se sigue manteniendo. No tanto como antes porque el volumen de trabajadores aflojó y el calado industrial es menor. Pero pienso que el espíritu entre la gente joven perdura a través de movimientos como la Semiente o colectivos anticapitalistas.
