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La recuperación del rebeco se consolida en el Aramo, que ya suma 300 ejemplares

El plan iniciado en 2007 se cierra con éxito al confirmarse el aumento de la población de la especie, lo que permitirá retomar la actividad cinegética

Uno de los rebecos soltados en el Aramo.

El recuento que han hecho la Sociedad de Cazadores de Morcín y el Principado para contabilizar el número de rebecos que actualmente habitan el Aramo ha confirmado lo que a simple vista ya se sabía. El proyecto de repoblación de la especie ha sido un éxito. Han sido censados 300 animales, aunque se da por hecho que alguno ha quedado fuera del recuento realizado recientemente. "El balance es incluso mejor de lo que esperábamos. Se puede decir que la población está totalmente consolidada y en permanente expansión", explica Miguel Valles, presidente de la asociación local cinegética, impulsora del proyecto. Los rebecos habían desaparecido a finales del siglo XIX debido, presumiblemente, al contagio masivo de alguna enfermedad como la sarna.

El plan de recuperación arrancó hace una década, en 2007. El proyecto surgió de la citada Sociedad de Cazadores de Morcín, que gestiona desde hace unos 25 años la práctica cinegética en los ayuntamientos de Riosa, Morcín y Ribera de Arriba. Una vez que la iniciativa se puso en marcha, el Grupo de Acción Local del Consorcio Montaña Central concedió, en marzo de 2010, una ayuda del programa Leader dotada con 113.000 euros, lo que cubrió el 80% de la inversión total.

En 2013 un primer recuento situó el número de rebecos en una cifra próxima a los 180. Teniendo en cuenta que se había soltado un total de 75, el dato confirmó que los animales habían encontrado un hábitat a su gusto en las cumbres el Aramo, que asoman por encima de los 1.500 metros de altitud. "Se trata de un especie que necesita altura y peñas y que raramente baja a cotas inferiores", destaca Miguel Valles. A lo largo de los últimos años la creciente presencia en el Aramo de manadas de rebecos era una evidencia contrastable a simple vista. A finales del pasado verano se decidió hacer un censo. El trabajo de campo ha permitido identificar a 300 animales. "Cualquier senderista de que adentre en la zona los terminará viendo casi con toda seguridad, ya que la comunidad es muy numerosa y ha colonizado toda la sierra", destaca Miguel Valles. Los cazadores sostiene incluso que algunos ejemplares ya han podido incluso trasladarse a otros montes próximos, como La Magdalena

El plan de repoblación que se ha desarrollado en el Aramo también conlleva hacer un estrecho seguimiento a los rebecos. Todos los ejemplares que fueron soltados tienen distintivos de colores que permiten su identificación desde largas distancias.

Además, a uno de cada cuatro animales se les implanta un microchip con GPS para facilitar el seguimiento. "De esta forma podemos conocer los hábitos de conducta de los grupos", destacaron en su momento los técnicos encargados del programa. Pese a la estrecha vigilancia, hasta ahora no se conocía con exactitud el número de ejemplares que han poblado el Aramo.

La población donante procedía del parque de Somiedo, la zona de Asturias que actualmente tiene una mayor densidad de rebeco, con bastantes más de dos mil ejemplares censados. La Sociedad de Cazadores de Morcín considera que el proceso de recuperación de la especie está superado y que el dominio del rebeco sobre las cumbres del Aramo ya no tiene marcha atrás. "No hacen falta más sueltas. Lo lógico es que la población vaya incluso aumentando en los próximos años por sí misma", remarca Miguel Valles. Así, una vez se vea consolidada la población, ya se puede, aunque con muchas restricciones, cazar rebecos en el Aramo. La asociación local autoriza media docena de recechos al año. "Hay animales suficientes para poder abordar nueve o diez, pero optamos por la prudencia", subraya Valles. "Una de las finalidades de estas iniciativas es garantizar un buen desarrollo genético de la especie, eliminando los ejemplares defectuosos".

Además, los recechos son una fuente de ingresos para el colectivo, ya que cobra mil euros por salida, a los que hay que sumar otros 500 en caso de que el cazador se cobre la pieza.

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