Cada día que pasa más se deteriora la imagen del Langreo. Los graves problemas crematísticos que le afectan, pese a que desde el seno del club azulgrana se asegura que están a punto de solucionarse, en absoluto pasan desapercibidos por su gran importancia y trascendencia.

No es cualquier cosa el club de la fusión del fútbol langreano, sino el más genuino representante deportivo del municipio. Una nefasta gestión económica desembocó en la peor temporada económica de toda su historia, muy importantes vicisitudes empeoradas por la clausura de la «lotería familiar», que era el gran soporte de la tesorería.

Los dirigentes del Langreo -quién lo vio, quién lo ve- no cumplen económicamente con los futbolistas, que están realizando una gran campaña, y poco a poco se acercan a los puestos de privilegio integrantes del cuerpo técnico y otros empleados desde hace prácticamente dos meses. Se repite la historia, pues el club llegó a adeudarles la pasada temporada ni más ni menos que seis mensualidades.

Y que la cuestión se ponga en conocimiento de la opinión pública molesta, y mucho, aunque sea la verdad y nada más que la verdad, a quienes ostentan el mando de la muy venida a menos entidad azulgrana, que, todo hay que decirlo, está trabajando a tope para reflotar el buque insignia del fútbol de esta cuenca. Todos comprenden el gran problema.También los más afectados en este caso: futbolistas, técnicos y demás empleados.

Éstos, sobre todo, sin duda, ninguna culpa tienen de la incomprensible falta de previsión de la junta directiva ni de la calamitosa gestión de la misma. Ni tampoco de la clausura de la dichosa «lotería familiar». Sin embargo, confían, al igual que los dirigentes azulgranas, en que todo pronto tenga solución.