Oviedo, J. M. M.

El Real Madrid cerró la primera vuelta con una cómoda renta de siete puntos sobre el segundo, el Barcelona, y de diez respecto al tercero, el Atlético de Madrid. El Villarreal era quinto, a doce puntos. Dos jornadas después, los de Bernd Schuster superaban en el Bernabeu por 3-2 en un emocionante partido al Villarreal (decidió un gol de Sneijder después de que Rossi y Capdevila igualaran los dos iniciales de Robinho) y establecerían la que sería su mayor ventaja al frente de la tabla: nueve puntos ante un Barcelona que no pasaba del empate en San Mamés, y nada menos que 15 frente al Villarreal, tercero, que sería uno más en caso de igualada final pues en la primera vuelta lograron un rotundo 0-5 en El Madrigal.

La Liga parecía sentenciada aquel 27 de enero. Sólo una semana después, los de Schuster caían 2-0 en Almería reabriendo unas heridas que el 7-0 sobre el Valladolid se encargaba de cerrar. Pero la sutura fue en falso, como acreditaron las derrotas consecutivas ante el Betis y el Getafe, primera en el Santiago Bernabeu de la temporada. Quien no perdió el tiempo fue el Barcelona, que en esas mismas cuatro jornadas sumaba diez puntos por los tres del Madrid, que veía recortada así su ventaja a solamente dos puntos cuando se cumplía la jornada 25.

De entonces a hoy el Madrid ha continuado evidenciando su irregularidad (a las victorias ante Recreativo y Espanyol siguieron las derrotas frente a Deportivo y Valencia), hasta que el domingo parecían alcanzar un punto de inflexión con el 3-1 ante el Sevilla. Nueve puntos en cinco jornadas para un total de 12 en los últimos nueve encuentros.

El Barça, por su parte, se desinflaba envuelto en una continua polémica sobre Ronaldinho y debía conformarse con sumar cuatro míseros puntos (empate en Almería y victoria en el Camp Nou ante el Valladolid) en estas cinco últimas jornadas (14 en los nueve últimos partidos).

Aquel 27 de enero pocos habrían apostado por las opciones de un Villarreal que además recibía el golpe de caer en la Copa de la UEFA ante el Zenit ruso. Pero la del Bernabeu sería la última derrota en Liga de los de Pellegrini, que opusieron su firmeza a la irregularidad del Madrid y del Barcelona, dejando a las claras que había que contar con ellos después de superar 1-2 a los de Rijkaard en el Nou Camp (jornada 26).

Frente a los 12 puntos del Madrid y los 14 del Barcelona en estos nueve últimos partidos, los del «submarino amarillo» se hacían con un botín de 21 puntos fruto de seis victorias (Zaragoza y Atlético de Madrid en casa; Murcia, Athletic, Barcelona y Levante a domicilio) y tres empates (los tres en el Madrigal frente a Mallorca, Racing y Osasuna). La próxima jornada tendrá una nueva reválida en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla, pero si los nueve partidos que ahora llevan sin perder suponen su marca más longeva sin derrotas en la Liga, Pellegrini y los suyos no olvidan que el año pasado cerraron la temporada a lo grande: ganando los ocho últimos partidos. Si mantienen la progresión (un punto recortado al líder cada jornada en las nueve últimas), la Liga tendría un nuevo campeón. Pero la pelota sigue estando en el tejado «merengue», ya que al Madrid le bastan 18 puntos para revalidar el título.