Italia, amante tradicional del fútbol defensivo y estratégico, acuñó hace tiempo un término para referirse a los jugadores de más talento. Con «fantasista» (traducido por artista o ilusionista) la prensa italiana comenzó a definir a los futbolistas que vivían al margen de ataduras o corsés, a los atacantes cuya única forma de expresarse era en contacto con el balón. Pero Italia sólo concede espacio para un «fantasista»: Mazzola y Rivera, en el Mundial de 1970, o Totti y Del Piero, en el de 2006, son ejemplos de cómo el exceso de arte es visto con recelo. Italia nunca ha concedido espacio a dos jugadores de esta estirpe. Sin el peso mediático que soporta un Mundial y salvando la enorme distancia futbolística, el Oviedo vive este año su particular incompatibilidad de talentos: Manu Busto y Óscar Martínez parecen destinados a relevarse, nunca a formar juntos.

Pacheta lo ha dejado claro con sus últimas decisiones. Busto se había erigido en el líder absoluto de ataque en la remontada, pero Óscar merecía un premio a su entrega en El Requexón. El resultado fue la entrada del gallego por el cántabro en Lugo, circunstancia que se repitió ante el Atlético B. Esta semana, Busto volverá previsiblemente al once. La consecuencia inmediata es que Óscar Martínez se cae del mismo.

La incompatibilidad de Busto y Óscar no fue tan evidente al comienzo de Liga. El gallego recaló en Oviedo como uno de los arietes de referencia con un currículum de nivel y precedentes exitosos inmediatos en la segunda vuelta de la temporada pasada con el Alavés. En Oviedo le esperaba Manu Busto, jugador diferente que terminó imponiéndose en el esquema de Pacheta después de hacer lo mismo con Pichi Lucas y José Manuel. El comienzo de Liga les presentaba como una de las parejas más temibles de la categoría.

El experimento duró nueve semanas. El batacazo de Alcalá de Henares se cobró víctimas colaterales, aunque realmente el momento clave fue el minuto 33 del partido ante el Vecindario una semana después de la debacle ante el Alcalá. Entonces, superada la media hora con empate ante el colista Vecindario, Pacheta decidió retirar del campo a Óscar Martínez por Candela. Un delantero por un defensa en una decisión que no fue entendida por la grada. Desde aquel 16 de octubre de 2011, Manu Busto y Óscar Martínez no han vuelto a coincidir en el once inicial.

Hasta la fecha, los dos delanteros han coincidido sobre el campo 717 minutos de los 2.160 disputados hasta ahora, es decir, sólo han jugado juntos el 33,2 por ciento de los minutos disputados. La estadística llama aún más la atención si se analiza después de la citada sustitución ante el Vecindario. Desde entonces (lesiones de Óscar Martínez mediante) los dos mayores talentos azules han compartido tan solo 149 minutos de los 1.350 disputados, un 11 por ciento del total.

La Roda significará un nuevo ejemplo para reforzar la tesis de Pacheta. La lesión de Martins no evitará que se cumpla la norma, el técnico azul plantea alinear a Busto y Rubiato como referencia ofensiva. Óscar Martínez esperará en el banquillo su oportunidad como en su día les tocó a Rivera o Del Piero. El exceso de talento no siempre es bien entendido.