Su pasión por el golf es directamente proporcional a su capacidad de trabajo, talento y superación, que le han valido para lograr sus objetivos. Todo ello sin perder de vista Llanes, la tierra de su familia y con la que se siente plenamente identificado pese a haber nacido en Santander. Nacho Elvira Mijares lleva con orgullo desde hace cinco meses, cuando se convirtió en profesional de este deporte, la bandera de la villa de los tres bandos (es un declarado sanrocudo) por el exigente Tour de Europa de golf. A sus 25 años recuerda con cariño la primera vez que, de la mano de su padre, visitó el campo de golf de La Cuesta. El primer impacto que este deporte dejó en su mente puede asemejarse al del golpeo de la pequeña bola blanca cuando un jugador inicia el recorrido en un hoyo.

De la mano de su progenitor, cuando sólo tenía 5 años, se presentó por primera vez en el campo municipal de Llanes. "Fuimos un día de verano a tirar unas bolas. Me gustó y empecé a jugar. Era un deporte que no se me daba mal", recuerda. El gen competitivo de Elvira hizo que, como muchos otros campeones, durante su infancia combinase la práctica de diferentes especialidades. Natación, tenis y baloncesto fueron, además del golf, los deportes a los que jugaba hasta que los cantos de sirena del golf, que en nuestro país popularizó Severiano Ballesteros, lo ganaron definitivamente para la causa. "Al principio el golf era un hobby que alternaba con otros deportes. Más adelante me quedé con el golf y el baloncesto y, cuando me tuve me decantar por uno, me quedé con el golf", explica. La decisión no fue fácil, pues el baloncesto no se le daba mal. En la posición de pívot y escolta jugó en varias ocasiones con la selección cántabra.

Bola a bola en el campo de La Cuesta se comenzó a forjar un campeón. Sus primeras victorias en campeonatos organizados por el Club de Golf La Cuesta le hicieron, además de ganar confianza, poner las bases para quemar etapas hasta el objetivo que ya ha alcanzado: ser profesional del golf. Campeón de España en categoría infantil, cadete y adulto, así como de la prestigiosa copa Puerta de Hierro en la modalidad de "match play", su talento desde niño nunca pasó desapercibido. Con 15 años y gracias a una beca deportiva ingresó en la Residencia Joaquín Blume de Madrid, inagotable cantera de talento deportivo. "De aquella época guardo muy buenos recuerdos. Hice muy buenos amigos", rememora Elvira. En el año 2006, y gracias a otra beca deportiva, se desplazó a vivir a los Estados Unidos, donde cursó estudios de Economía en la Universidad de Texas AIM. Su brillante trayectoria por el Challenge Tour fue el paso previo al salto al profesionalismo. "Nunca me puse el objetivo de llegar a ser profesional. Simplemente fui quemando etapas", señala.

Su día a día actual es un no parar entre viajes por todo el mundo y entrenamientos. A corto plazo, Ignacio Elvira busca meterse entre los 90 mejores del ranking europeo y disputar varios torneos Majors. El balance tras sus diez primeros torneos como profesional es, según sus propias palabras, "muy positivo". En la actualidad trabaja duro en Madrid, donde reside tras regresar de EE UU, para preparar el China Open y el Open de España de Gerona, sus próximos torneos.

Pese a que el golf ocupa todo su tiempo y toda su energía, nunca deja de volver a Llanes. "Voy mucho menos de lo que me gustaría, pues tengo muy poco tiempo libre. Llanes es un sitio maravilloso", dice. En una de sus últimas visitas aprovechó para realizar un recorrido por el campo municipal tras su última remodelación. "Han hecho un muy buen trabajo en el campo de La Cuesta. Conozco muchos campos por todo el mundo y puedo decir que es imposible encontrar uno tan bonito como el de Llanes. Es una maravilla", asegura. Su incuestionable talento modulado en la villa de Posada Herrera parece que no será el último que dé alegrías a este deporte. Elvira ve un futuro prometedor en las generaciones que vienen pisando fuerte. Su hermano, Manuel Elvira, e Iván Cantero, de 17 años ambos, quizás le hagan compañía muy pronto en el circuito profesional.