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una semana de pasada

En el fútbol femenino, un siglo no es nada

Fernando Fernández-Ladreda, con Conchita Martínez. REUTERS

Con pocas horas de margen, dos asturianas acapararon el protagonismo del, últimamente, convulso fútbol femenino español. Entre Antonia Is, Toña (nacida en 1966) y Zaira Moro (2000) debería de haber algo más que 34 años de diferencia. Se supone que toda una generación se habrá formado en el respeto sin distinción de sexo, raza o religión. Pero esas suposiciones saltan por los aires cuando se conocen episodios como el que sufrió la árbitro gijonesa en el campo del Frontón el pasado mes de junio. El padre de uno de los críos que disputaba un partido amistoso la invitó a ingresar en una casa de citas por un gol, supuestamente, mal concedido. Toña Is empezó a jugar al fútbol más o menos en serio con 14 años, la edad a la que Zaira se ha desengañado del arbitraje. Me imagino que habrá escuchado en los campos barbaridades de parecido pelaje, pero aguantó. Fue internacional y desde la pasada semana es la primera mujer al frente de una selección española. Por eso es fácil recomendarle a Zaira que sea fuerte, que no dé una satisfacción a tanto descerebrado que frecuenta los campos. Pero, la verdad, no me extraña que lo mande todo al carajo.

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