El Marino no está teniendo fortuna esta temporada. El conjunto luanquín no deslumbra por su juego ni arrolla a los adversarios, pero hace méritos para conseguir mejores resultados. Y es que excepto en la derrota de Tineo (2-0), un partido en el que los azulones no rindieron al nivel que se le presupone a una de las mejores plantillas de la categoría, en el resto acumularon suficientes ocasiones para tener más de los doce puntos que les sitúan en décima posición, a quince puntos de los líderes Caudal y Avilés, y a nueve del cuarto puesto del Condal que da derecho al play off.

Un ejemplo de la mala dinámica que cercena el despegue del equipo es lo sucedido el pasado sábado en El Frontón ante el Gijón Industrial, un partido en el que el objetivo azulón era sumar la segunda victoria consecutiva por primera vez esta temporada, pero que acabó con empate a uno a pesar de que el Marino hizo más que el rival para ganar, pero entre el portero local Roberto, la falta de acierto propio en varias ocasiones claras, y la polémica por el "gol fantasma" de Guaya que el árbitro no concedió, dejó a los de Blas García sin la victoria.

La plantilla prefiere pasar página y centrarse en el siguiente partido con el único objetivo de sumar los tres puntos, y el próximo rival es el Roces, que empezó flojo pero que ya está fuera de los puestos de descenso.

El partido se disputará el lunes 1 de noviembre (16.00 horas) en Miramar y por ese motivo cambia el plan de entrenamientos. El equipo entrenará en principio mañana miércoles, el jueves y el viernes, posiblemente en Balbín, descansará el sábado y el domingo entrenará por la mañana.

El técnico no podrá contar con Boris, que empezó la tercera semana de recuperación y quizás le quede otra más; José Ángel, que es posible que siga de baja otras dos; y Samuel, que tiene mañana una ecografía y hay que esperar los resultados. Álvaro tiene un golpe en una rodilla, pero en principio sin importancia.