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Fondo Norte

Otro borrón de última hora

Un nuevo despiste defensivo en el descuento pone la continuidad copera en manos de una hazaña

Había partido, que diría el clásico. En el minuto 92 del partido de Sevilla entre el Betis ("fíjese si es grande, que un equipo de barrio está en la misma categoría que el equipo de la ciudad", sostiene el hincha verdiblanco) y el Sporting de Copa del Rey, había partido, o sea eliminatoria. Uno a cero no es el resultado soñado para una ida, pero daba alas a las esperanzas rojiblancas. Pero trece segundos después del 92, una entrada por la banda izquierda del Betis, un despiste defensivo, un perfecto centro atrás y un remate inapelable y cómodo de Vargas deja al Sporting en situación muy complicada para seguir en la competición. El último minuto se está convirtiendo en una maldición para la chavalería abelardiana, ayer más chavalería que nunca porque la media de edad del equipo en el Villamarín tuvo que ser bajísima.

El Sporting, damas y caballeros, señoras y señores diputados, no hizo el partido de su vida anoche, pero aguantó a un Betis que fue superior en algún rato a su rival, pero que no apabulló nunca a los menos habituales del conjunto rojiblanco. Un gol al comienzo del segundo tiempo, en el consabido despiste defensivo que dejó solo al devaluado Vadillo en el segundo palo, un remate a la madera, un paradón de Alberto y varias aproximaciones fueron el bagaje atacante de un equipo que lució nombres como el de Van der Vart, que vive en Sevilla una decadencia feliz.

El Sporting no dispuso de muchas ocasiones, pero rondó el gol en alguna, como en un cabezazo de Sanabria, en una llegada de Carmona tras jugadón de Hugo Fraile, que fuera de casa tiene minutos de alto valor, o en un toque de Pablo Pérez, tras centro de Carlos Castro. No desentonaron los menos habituales de Abelardo, aunque, como es ley de vida, unos anduvieron más finos que otros, y llegaban al final con un resultado que dejaba abierta la eliminatoria para una apasionante vuelta en el Anfield del Piles. El segundo gol del Betis fue una especie de lanzada en el costado de un Sporting, obligado ahora a una difícil remontada. Obligado a una hombrada por usar una palabra del argot, aunque hoy en desuso quizá por corrección política.

Pues sí, el Sporting, el habitual o el menos habitual, tiene ante sí la obligación de intentar dar la vuelta a una eliminatoria complicada de por sí, y más ahora tras el dos a cero del partido de ida. Los más finos analistas del lugar aseguran que el gran timonel, como es de obligado cumplimiento, prioriza la Liga, pero quiere seguir en la Copa. Los avatares del calendario dejan un margen de maniobra para el partido de vuelta. Anoche sólo tuvo que echar mano de Lora y Mascarell, titulares la jornada pasada, y durante un rato de Sanabria porque la UD Las Palmas aparece en el cercano horizonte y ahí se juega el equipo los garbanzos. La lesión de Juan Muñiz impidió la reaparición de Álex Barrera, testigo desde el banquillo del jugadón sin fruto de Hugo Fraile, lo mejor de la noche. Porque el partido, como ya es sabido, fue trabado, con interrupciones frecuentes por un Sporting que supo hacer faltas en abundancia sin apenas daños colaterales en forma de tarjetas. Todo se convierte, sin embargo, en menudencias al lado del borrón de última hora, ese borrón que complica la Copa del Rey.

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