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Este Madrid no tiene Gracia

Un Málaga con el sello de su entrenador superó en juego y oportunidades al equipo de Zidane, que acabó cediendo un empate que le complica la Liga

Kameni celebra con una pirueta el gol del Málaga. JON NAZCA / REUTERS

Detrás de un equipo que es capaz de marcar un gol en una jugada elaborada, con asistencia de un central y gol de otro, tiene que haber un señor entrenador. Javi Gracia, se llama, y lo que está haciendo con el Málaga es de matrícula de honor. Cada verano le desarman la plantilla y cada invierno vuelve a armar un bloque que da gusto verlo. Ayer, Gracia salió muy favorecido en la comparación con el ilustre vecino del banquillo visitante. Con un puñado de futbolistas anónimos, el Málaga dio espectáculo y rozó la victoria. Con una constelación de estrellas, el Madrid ofreció su cara más triste y en La Rosaleda ni siquiera floreció ese código genético de resistencia a la derrota. Fue un equipo sin gracia, que pareció resignado a transitar por la Liga como comparsa.

Zidane solucionó la baja de Benzema situando a otro jugón, Isco, como falso delantero, escoltado por Jesé y Cristiano. Pareció buena idea, a la vista de los primeros minutos, marcados por el arte del malagueño del Madrid, que avisó con una jugada en la que ganó la línea de fondo pero no encontró rematador. La elección de Kovacic para el centro del campo delataba la preocupación del técnico francés por el equilibrio de una parcela en la que el Málaga se hace especialmente fuerte.

Las pizarras de los entrenadores depararon un partido abierto, con los dos equipos dispuestos a jugar sin excesivas ataduras. En teoría un escenario favorable al Madrid, con más calidad en sus botas. Pero este Málaga no tiene nada que ver con el que empezó la temporada. En La Rosaleda cayó el Atlético y sufrió el Barcelona hasta el final. No puede ser casualidad. Gracia ha cuadrado un equipo capaz de defender y atacar en bloque. Camacho y Recio cubren mucho campo y tienen buen pie. Juanpi y Ricardo Horta combinan su desparpajo juvenil con la disciplina debida al equipo. Y arriba, Charles y Duje Cop se ofrecen continuamente, un incordio para cualquier defensa.

Todo el buen trabajo del Málaga se pudo ir al garente en un par de minutos. Porque el juez de línea se durmió en una falta lateral que fue cabeceada magníficamente por Cristiano Ronaldo y valído un gol marcado claramente en fuera de juego. El Málaga acusó el golpe y en la siguiente jugada CR7 se disponía a hacer el segundo cuando fue zancadilleado por Weligton. Con dos especialistas en los penalties frente a frente, Kameni ganó al lanzarse hacia su izquierda, el lado contrario al habitual de Cristiano.

Ese fallo resultaría determinante porque permitió al Málaga rearmarse. De forma milagrosa, Keylor Navas se fue al descanso con la puerta a cero después de salvar tres mano a mano con Juanpi, Ricardo Horta y Cop, este último con la ayuda de Sergio Ramos bajo el larguero. La segunda parte arrancó igual, con un paradón de Navas a un tiro de Horta desviado por Nacho. Pero a partir de ahí el Madrid recordó el "catecismo Zidane" para controlar la situación. Una buena ración de balón, unida a la pérdida de frescura del Málaga, llevó el partido a un escenario más tranquilo. Pero entonces llegó la jugada en la que Weligton se revolvió en el área para meter un centro que engatilló Albentosa. Quedaba mucho partido, las dos porterías pasaron por momentos comprometidos, pero el empate estaba sellado. Pudo romperlo un derribo de Recio a Modric dentro del área ante las narices del árbitro, que contribuyó a su manera a la justicia del marcador.

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