"Estaba un poco nerviosa al saltar al campo, pero más todavía cuando iba camino del estadio". Las sensaciones de Ariadna González, la joven gijonesa de ocho años que saltó al terreno de juego en el partido del debut de España en la Eurocopa, serán irrepetibles.

Salió de la mano de Gerard Piqué, el artífice del gol de la victoria de la selección contra República Checa y ante él escuchó el himno nacional. Aunque Ariadna imploraba que su acompañante fuera Andrés Iniesta, ídolo de joven gijonesa y el autor del pase del gol, la alegría no podía ser mayor al compartir túnel de vestuarios con el once titular de "La Roja". "Al menos no saludaron todos los jugadores, incluso los suplentes se acercaron también a decirnos algo", explica la joven defensa de los prebenjamines del Ceares, cansada ya del viaje en avión, con escala en Madrid, de tantas emociones arribar al aeropuerto de Ranón ayer por la noche.

Una vez concluyeron las respetuosas audiciones de los respectivos himnos llegó el turno de presenciar el partido junto a su padre, José, en tribuna preferente donde Ariadna no perdió ripio. Vibró con cada jugada, animó sin cesar y, por supuesto, celebró el gol de quien 87 minutos antes la tenía agarrada por la mano. "Fue un viaje de mucha emoción", valora el padre de la protagonista.

Gracias al concurso en que logró ser seleccionada tras grabar un vídeo futbolístico se instalaron, a su llegada al país galo, en un hotel amplio, con jardín, "como si fuera un rancho gigante", describe su padre. No faltaban salas de juego, videoconsolas y, por supuesto, un campo de fútbol donde dieron buena cuenta de él Ariadna y los otros diez niños que saltaron al campo. Se pasaron el día pegados al balón. Al menos, el tiempo libre y eso que la agenda que tenían programada no les daba un respiro.

Citas culturales como un recorrido con guía turístico incluido por Toulouse donde les explicaron la historia de la localidad. Después, el segundo de los cuatro días que pasaron en Francia, fueron a visitar el Museo del Espacio. En la mañana de ayer corretearon por las calles de Toulouse en una gymkhana intentando encontrar objetos, grabados y pinturas por toda la ciudad. La parte lúdica estuvo protagonizada por fútbol. Contaron con la visita del campeón de Francia de "Freestyle" que con su habilidad para el malabarismo con el balón dejó impresionados a los niños. "Un acontecimiento", recuerda el padre de Ariadna. Incluso, para las cenas, concedieron la licencia de dos alimentos muy del gusto de los más pequeños: pizza y hamburguesa.

Ariadna, que sueña con ser futbolista en el Real Sporting de Gijón, cuya camiseta también llevó hasta el país vecino, seguirá ahora desde casa los partidos de la Eurocopa y con especial devoción los que dispute España. Con la esperanza de que su debut en el torneo les sirva de talismán. Sería, a pesar de sus ocho años , la tercera Eurocopa que celebraría.