Los jugadores y el cuerpo técnico del Marino celebraron ayer la primera comida conjunta de la temporada en un restaurante de Luanco. La idea surgió entre los futbolistas tras concluir el entrenamiento aprovechando el inicio de la temporada y asistió la totalidad de la plantilla. Se trata de una costumbre habitual en el conjunto luanquín en los últimos años. El equipo descansa hoy y volverá al trabajo mañana (10.30 horas) en Miramar.

El Marino visita el domingo (18.00 horas) al Tuilla con la idea de sumar la primera victoria liguera tras el empate (0-0) en Miramar ante el Mosconia en el debut. Los dos equipos se enfrentaron este mes dos veces en la fase inicial de la Copa Federación con una victoria de los langreanos (1-0) y un empate (1-1), pero la Liga es otra historia.

El conjunto langreano es uno de los más difíciles de sorprender en su campo, un Candín que mete miedo a los rivales por sus escasas dimensiones (99x50), pero que no tiene secretos para el técnico azulón, Adolfo Pulgar, ni para los jugadores Borja, Trabanco, Álvaro Pozo, y Pablo Suárez, que llegaron este verano a Miramar desde el club arlequinado.

Pulgar habla de un partido "de mucha exigencia" por las características del campo y porque el Tuilla hizo un perfil de equipo para sacarle el máximo rendimiento, pero no le sorprende y preparó los entrenamientos de la semana específicamente para adaptarse a las circunstancias.

Los jugadores lo tienen claro. Álvaro Pozo piensa que la clave para ganar es competir al máximo e ir al límite, como ellos. "Hay que intentar igualarlos en las disputas, los balones parados y las estrategias, que son muy importantes". Y para ello, añade, "tenemos que estar concentrados al cien por ciento durante los 90 minutos". El objetivo, en su opinión, es ganar, "como cada partido".

Pozo entró tras el descanso en el partido de Copa y tiene ganas de estar en el once, pero asume que la decisión es del míster. "Yo voy a apoyar al equipo desde donde sea", señaló.

Pablo Suárez defiende que el Marino no debe de volverse loco en el Candín. "Es un campo complicado por sus dimensiones y en general los equipos quieren cambiar las cosas, que nos daba ventaja porque es difícil cambiar para un día, por eso yo creo que si hacemos un partido normal tendremos más opciones de ganar".

Borja habla de la necesidad de jugar con la máxima concentración desde el primer minuto porque, recuerda, "en ese campo cualquier jugada, cualquier detalle puede decir el partido en un segundo". Y desvela la mejor forma de hacer frente a los locales a los locales. "No se puede jugar por debajo al fútbol, hay que buscar balones largos y segundas jugadas, y sobre todo aprovechar cualquier oportunidad que se presente y que nunca se sabe de donde puede surgir".

Los langreanos tienen ventaja porque entrenan cada día en el campo y tienen mecanizadas las distancias, pero Borja confía plenamente en el equipo. "Es muy difícil jugar allí de visitante y poca gente puede ganar allí, pero no queda otra que intentarlo y nosotros sabemos como jugar".