Montpellier (Francia),

Javier VILLANUEVA

La selección española logró la clasificación para los cuartos de final del Mundial de Francia tras superar por un agónico 27-28 a Brasil en un encuentro que "los Hispanos" sólo pudieron decantar a su favor en lo segundos finales gracias a una exclusión del equipo brasileño. El rival del España saldrá del duelo de hoy entre Croacia y Egipto.

Pese a las constantes advertencias del preparador español, Jordi Ribera, en la necesidad de controlar los potentes lanzamientos de Haniel Langaro, el conjunto español sufrió lo indecible para poder frenar al "cañonero" del Naturhouse, que firmó dos de los primeros tres tantos del conjunto brasileño.

La defensa española no se mostró en ningún momento de la primera parte como el bloque que había ahogado a sus rivales en la fase de grupos. Pero el mayor problema de España no estuvo en defensa sino en ataque, donde los de Ribera, atenazados por el buen arranque de partido de portero brasileño César Almeida, que atajó cinco balones en los primeros diez minutos, falló lanzamientos como nunca lo había hecho antes. Fallos que permitieron a Brasil lograr una más que inquietante ventaja de tres goles en el marcador (14-11) que obligó a solicitar con urgencia un tiempo muerto al banquillo español.

El respiro sirvió para ajustar el ataque pero no la defensa, lo que convirtió los siguientes minutos en un intercambio de goles del que salió beneficiado el equipo español, que logró igualar la contienda (16-16) aunque no podía evitar irse al vestuario con dos goles de desventaja (18-16).

Diferencia que la selección español logró enjugar (20-20) gracias la irrupción del guardameta Rodrigo Corrales, que firmó cuatro paradas en los nueve primeros minutos de la reanudación, las mismas que logró contabilizar Pérez de Vargas en todo el primer tiempo.

Las intervenciones de Corrales parecieron ajustar definitivamente es sistema defensivo del conjunto español, que comenzó no sólo a frenar los lanzamientos de Langaro, sino también las conexiones con el pivote Alexandro Pozzer, que había sido un martirio para los de Ribera en la primera parte.

La mejoría defensiva permitió a España entrar con ventaja (24-25) en los diez minutos finales de partido, que podría haber sido incluso mayor de no ser por el buen hacer del portero Maik Santos, que con dos paradas a lanzamientos de penalti de Valero Rivera y Víctor Tomás propició que el duelo entrara con empate (26-26) en los últimos tres minutos.

La exclusión entonces del brasileño Guilherme Toledo permitió encontrar a España, por fin, el camino para superar el competitivo equipo brasileño y hacerse un hueco entre sufrimiento en los cuartos de final.