El temporal se cebó con las chapas que rodean el césped de Miramar y los directivos Tino y Borja se dedicaron los dos últimos días a reparar los desperfectos, que afectaron también a la valla de bajada a las casetas que ya estaba desajustada. Afortunadamente el fuerte viento no afectó a la tribuna ni a los vestuarios, que son las zonas más en precario y peligrosas del campo luanquín. En el aspecto deportivo, el equipo entrenó en el anexo a La Mata con la única ausencia de Pablo Hernández, aunque el centrocampista azulón ya empezó a hacer carrera continua y sigue trabajando en el gimnasio. El candasín del Marino pasó por el quirófano el 10 de enero por una luxación en la clavícula izquierda. El resto está bien para recibir al Condal el domingo a las 12.00 horas.