"A por ellos, oé, a por ellos". El Molinón fue ayer escenario del ritual previo a la batalla del derbi. El último entrenamiento rojiblanco escenificó la conjura del sportinguismo para vencer en el Tartiere, con cerca de mil fieles reunidos en su "templo", fuego de bengalas y bailes improvisados sobre el césped para acompañar los clásicos cánticos de la Mareona y enviar a los futbolistas con una dosis extra de motivación hacia la victoria. El Sporting abrió la tribuna oeste y el fondo joven de El Molinón para que el público acompañara a los futbolistas que, en medio del frío de la mañana en Gijón, notaron pronto el calor de la grada. A los primeros aplausos le sucedieron los cánticos ininterrumpidos desde el fondo sur con los que fue subiendo la temperatura. La Tribunona, mientras tanto, ganaba volumen a través del goteo continuo de sportinguistas que iban tomando asiento.

"Te queremos, te adoramos, Real Sporting de Gijón", retumbó El Molinón mientras los futbolistas completaban sobre el césped un ejercicio de remates a puerta en el ecuador de la sesión. El incentivo para muchos de los jugadores de Baraja era saber que cada gol tenía como recompensa el aplauso del público. Y tuvo premio hasta Viguera, que en un día como el de ayer se encontró con el apoyo del público que suele recibirle entre silbidos en los partidos de casa.

No faltó entre los asistentes las referencias al pobre estado del césped del Tartiere "en comparación con la alfombra de El Molinón", o las llamadas al orgullo para traer los tres puntos a Gijón. La jornada terminó con los futbolistas arrodillados ante el fondo sur, dentro de una improvisada coreografía en la que los jugadores tenían que levantarse en una de las estrofas del cántico "vamos, Gijón" para que todo el campo terminara coreándolo al unísono.