Vecinos del barrio avilesino de Llaranes han contestado al anuncio del cierre de la oficina que Liberbank (antes Cajastur) tiene en la calle de La Toba cancelando cuentas y cambiando los ahorros para la única entidad financiera que ahora mantendrá una sucursal en el poblado, el BBVA. Otros no lo han hecho, pero han expresado sus quejas, como el octogenario Antonio Sánchez González. "Soy cliente de la Caja desde hace cincuenta años y me defrauda profundamente que cierren la oficina; a este paso, el barrio va a acabar como Chernobil", lamentó.
"Es una pena llegar a estos extremos, pero la gente -en su mayoría jubilados- no está por la labor de tener que ir andando hasta La Rocica (uno de los barrios anejos a Llaranes) para hacer los trámites bancarios; ir en coche tampoco es una opción porque es un lugar con muchas dificultades de aparcamiento. La decisión de Cajastur de cerrar la oficina que tiene en este barrio desde hace casi 40 años es incomprensible y, lógicamente, acarrea consecuencias", explicó ayer el presidente de la asociación de vecinos "Santa Bárbara", Gabriel Alzola, en el transcurso de una concentración que había sido convocada delante de la oficina que el próximo lunes ya no abrirá sus puertas al público.
Al acto de protesta acudió medio centenar de personas que portaban carteles con leyendas alusivas al malestar que ha causado el anuncio de cierre de la oficina bancaria de Llaranes. También asistieron representantes políticos de todos partidos avilesinos, que el jueves aprobaron en el Pleno (con la abstención de PP) una moción de rechazo al cierre de dos sucursales que prevé el plan de reorganización del negocio de Liberbank en el concejo de Avilés.
El banco explica su postura en un cartel que luce en la puerta de la oficina a clausurar: "Para ofrecerle una atención más eficiente y con una mejor dotación de medios técnicos y humanos, desde el 23 de mayo esta oficina pasa a prestar servicio en la de La Rocica. Disculpen las molestias".
