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Asturias lideró en el último año la mejora de la productividad del trabajo en España

El aumento (1,9%) duplicó la media del país y alcanzó a todos los sectores, destaca un informe de la patronal FADE

Asturias lideró en el último año la mejora de la productividad del trabajo en España

Asturias fue en 2015 la región española donde más aumentó la llamada productividad aparente del factor trabajo, un indicador que informa sobre la eficiencia en el uso de los recursos y la capacidad de competir del tejido económico y al que los expertos dan gran relieve por su trascendencia para la inversión, la creación de empleo, el crecimiento a largo plazo y la sostenibilidad del Estado de bienestar. Según una estimación elaborada por el servicio de estudios de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), la productividad laboral registró el pasado año un avance que duplicó la media del país, y la región recortó ligeramente las distancias con las más productivas, si bien sigue lejos de ellas.

Los economistas de la patronal asturiana han hecho lo que llaman "una aproximación muy básica" a la evolución de la productividad del factor trabajo en las diferentes regiones españolas. Utilizan para ello el cociente entre el valor nominal del producto interior bruto (PIB) y el número de empleos en términos de contabilidad nacional (puestos de trabajo equivalentes a jornada completa). El resultado asturiano de 2015 muestra un aumento de la productividad laboral del 1,9% respecto al año anterior. Supone la tasa más alta de España, por delante de las observadas en el País Vasco (1,5%), Navarra (1,3%) y Galicia (1,1%), y superior en un punto al promedio nacional (0,9%).

"El resultado es muy positivo para Asturias (...), y concuerda con el apuntado por BBVA Research", señala una nota difundida por la FADE para sus asociados en alusión a un cálculo anterior del servicio de estudios del banco BBVA. En él, Asturias, País Vasco y Galicia figuran con los incrementos más notables.

La productividad media de los trabajadores asturianos equivale a 56.140 euros por empleo, cantidad que es superior a la que se daba en 2008, justo antes de la Gran Recesión (2008-2014). Con independencia de lo ocurrido durante el último año, que la fuerza laboral sea ahora más productiva que antes de la crisis se explica en primer lugar porque la caída agregada del PIB (-10% desde 2008) ha sido menos intensa que la del empleo (-17,8%).

¿Por qué creció como lo hizo la productividad en 2015? La misma nota de la FADE hace una tentativa de medir los resultados por sectores según la cual la mejora es generalizada en todos ellos, en particular en el campo y en la industria. Cabe matizar, no obstante, que los datos de empleo utilizados en esas cuentas proceden de la Encuesta de Población Activa (EPA) y que, como remarcan con frecuencia los especialistas, este trabajo demoscópico pierde mucha precisión en regiones pequeñas como Asturias cuando por ejemplo se desciende a los datos por sectores de actividad. La EPA reflejó así en 2015 descensos pronunciados del empleo en la agricultura y en la industria que inciden notablemente en el balance de la productividad, aunque no concuerdan con otros indicadores laborales como las afiliaciones a la Seguridad Social.

Según estas últimas, el empleo industrial se mantuvo estable en Asturias en torno a los 50.000 trabajadores, mientras que el valor de la producción aumentó el 5,3% en 2015. Esto es, con una plantilla semejante a la del año anterior, la industria asturiana generó más riqueza. Una parte de ese incremento es atribuible al negocio energético, que en 2015 creció vigorosamente por el intenso funcionamiento de las térmicas de carbón. El resultado también encaja con las opiniones que a principios de año expresó el catedrático de Fundamentos del Análisis Económicos Joaquín Lorences sobre el comportamiento de la industria asturiana. Según su criterio, el sector manufacturero sufrió durante la Gran Recesión mayores pérdidas de producción que los de otras regiones industrializadas, aunque la destrucción de empleo fue significativamente menor (18% en Asturias y 28% en el país). Con ello, la caída de la productividad industrial fue claramente mayor en Asturias.

Según la tesis de Lorences, hay una explicación de tipo tecnológico para ello: el corazón del sector fabril asturiano, especializado en bienes de equipo y de consumo para otras industrias, se caracteriza por procesos que tecnológicamente no permiten reducir la fuerza de trabajo por debajo de cierto umbral aunque la actividad siga decayendo. Un ejemplo es el de los hornos altos siderúrgicos, que requieren un nivel determinado de personal para mantenerlos simplemente encendidos y que pueden alcanzar altos niveles de producción sin variaciones significativas de la fuerza de trabajo.

Por esa condición estructural de la industria asturiana, defiende el catedrático, el sector pierde más productividad que los de otras regiones en las fases recesivas, pero también es capaz de recuperarla con rapidez cuando repunta la demanda.

Los resultados de 2015 parecen ir en esa dirección en el caso de la industria. La comunicación de la FADE también cita mejoras en la productividad en la construcción y en los servicios. Aunque el conjunto de la región sigue a considerable distancia de los niveles de las más ricas y desarrolladas, que coinciden con las más productivas: el País Vasco, Madrid y Navarra. La productividad del trabajo asturiana es un 15% inferior a la vasca y está aún un 4% por debajo de la media española. Durante 2015, Asturias ha recortado en unas décimas una brecha que se había agrandado en los años anteriores.

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