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La Asturias que innova

Asturias diseña la industria en 3D

La fundación CTIC y la empresa Dogram unen fuerzas para recrear plantas fabriles y piezas del patrimonio utilizando la realidad virtual

Un técnico del CTIC viendo el proyecto de realidad virtual de la fuente de Foncalada. ÁNGEL GONZÁLEZ

A no mucho tardar será posible pasear por la más moderna planta industrial sin necesidad de poner un solo pie en ella. Únicamente será preciso cambiar el casco de obra por unas gafas de realidad virtual y un proyector. Y, además, la inmersión puede resultar extraordinariamente realista. En eso trabaja la fundación CTIC, una entidad asentada en Gijón que se encarga de buscar y promover ideas innovadoras, y la joven compañía Dogram, dedicada a la representación gráfica avanzada, mediante el uso de técnicas fotogramétricas y estereofotométricas. Ambos socios acaban de firmar un acuerdo de colaboración para promover la recreación de estos escenarios, que alcanzan precisiones milimétricas, para que puedan aplicarse en campos como el industrial o el del patrimonio cultural.

Las posibilidades son enormes y diversas. Las recreaciones del ámbito industrial, por ejemplo permitirán a grandes ingenierías, como las que abundan en Asturias, desplegar su catálogo comercial ante sus clientes para que vean antes de que la obra esté construida como van a quedar encajadas todas las piezas. Asimismo, los empleados podrán hacer cursos de formación en un entorno seguro.

"Nosotros ya estábamos trabajando con la realidad virtual, pero lo que queríamos era buscar un sistema con el que no tuviéramos que partir de cero cada vez que haya que hacer un proyecto; necesitábamos que los tiempos de desarrollo fueran más rápidos", explica el director general de CTIC, Pablo Priesca. Ese trabajo y experiencia es lo que le toca aportar a Dogram. La compañía, que ha nacido y crecido al calor del edificio del Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) en Llanera, se ha dedicado en estos años de vida a radiografiar patrimonio cultural.

Precisamente, uno de los primeros proyectos que tienen en marcha de forma conjunta tiene que ver con el patrimonio cultural. A la iniciativa la han bautizado como Virtualis y consiste en crear entornos virtuales de cuevas, monumentos o esculturas. A modo de prueba han recreado al dedillo la fuente de Foncalada de Oviedo. "La cuestión es hacerlo de forma rápida", destaca Carlota Abello, responsable de Dogram. "Nuestra misión es captar la realidad pero partiendo de algunos datos", añade. Eso hace que el resultado final sea extremadamente fino. "La calidad de la imagen que se consigue es de realidad pura. Si hay musgo en las piedras queda reflejado", resalta Priesca.

Este tipo de técnicas puede ser muy útil, explican, para recrear por ejemplo cuevas prehistóricas en las que el paso de visitantes está muy restringido y los pocos que pueden acceder solo pueden tener un contacto lejano con las pinturas paleolíticas. La realidad virtual permite acercar todo ese patrimonio a un público mucho más amplio. Dogram y CTIC ya tienen algún proyecto en marcha en este sentido.

Pero ahora quieren dar un paso más y explorar el fértil campo industrial. Ya están trabajando en algunos prototipos de realidad virtual, en forma de "demos", para ofrecer a las empresas. "Estamos aún en una etapa precomercial", señala Pablo Coca, director del área de desarrollo de negocio del CTIC. Lo que se pretende, añade Carlota Abella, es entrar de lleno en el mundo de la llamada industria 4.0.

Una de las ventajas de crear estos mundos virtuales para la industria, señala Coca, es que se ahorra bastante dinero en las fases previas a la construcción de nuevos equipos. Así, se pueden hacer cambios sobre la marcha sin necesidad de incurrir en costes demasiado elevados. "Al final, hacer simulaciones y jugar con lo virtual supone para estas empresas ahorrar mucho dinero y también tiempo", defiende Coca. "Imaginemos que en un proyecto para la construcción de una planta industrial quien lo contrata pueda visualizarlo antes de que esté hecho. Puede saber de antemano cómo va a quedar; incluso podría moverse por la planta", resalta Pablo Priesca.

Estos escenarios virtuales también serán útiles para lo que se conoce como "telemantenimiento", que consiste en unir sensores de la fábrica real con los de la virtual para así en el caso de que haya algún tipo de incidente se pueda hacer una primera evaluación del problema en un entorno simulado. Sin riesgos y sin poner en peligro a los trabajadores.

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