Lo verdaderamente importante de estas elecciones no es quién va a ganar el día 20, ni qué alianza y pactos van a cristalizar, sino qué va a hacer el nuevo Ejecutivo para resolver los graves problemas que España tiene planteados, que son los mismos independientemente de que la mayoría parlamentaria sea de izquierda o de derecha, aunque puede de que no sean acometidos de la misma forma, o que, poniéndonos en lo peor, no lo sean de ninguna, que es lo que ha sucedido hasta ahora con muchos de ellos.

¿De qué se ríen los políticos? Si algo hemos visto en esta campaña electoral, además de ver a los candidatos tocar la guitarra, bailar por soleares o retrasmitir partidos de fútbol -entre otras payasadas-, han sido sus risas. En los mítines y otros eventos electorales lo que mola es enseñar los piños, sonreír de oreja a oreja y reírse a mandíbula batiente. Eso será lo primero que haga el candidato ganador la noche del día 20; si no, al tiempo. Si yo tuviera sobre mis espaldas la responsabilidad de tener que lidiar con los graves problemas que tiene mi país, y muchos de mis compatriotas, no tendría ninguna gana de reírme. Por eso a mí siempre me han gustado, no los políticos sonrisa Profidén, sino los que siempre parecen estar cabreados consigo mismos y con el mundo, los antipáticos y los que llevan una mueca en la cara como si tuvieran una úlcera de estómago sangrante.

En Asturias, aunque hay políticos de gesto serio, somos más sobrios en el cachondeo, también tenemos de los otros, los/as que se ríen continuamente, o, aún peor, los que tienen una sonrisa socarrona, entre dientes, que, como las ventosidades sordas de los triperos, ofenden mucho mas a la razón y a la pituitaria. Yo ya he descubierto de qué se descojonan, sea a carcajadas o por lo bajini; era lo que sospechaba, de nosotros.

Como Donan Pher, "el africano", también llamado "el emperador del bolígrafo" (aquel charlatán de feria que vestido de explorador con un diamante en su sombrero salacot tan falso como lo que estamos escuchando vendía en el rastro de Gijón, y por toda España, un montón de bolígrafos por veinte duros), así piensan ganar nuestro voto. Pero Donan Pher era un trabajador honrado que no engañaba a nadie y que no encontró mejor forma de ganarse la vida, mientras que muchos de los que intentar engatusarnos, intentando vendernos recetas políticas como si fueran crecepelos, son unos sinvergüenzas. Es una gran diferencia.

El día 21 volveremos a la realidad del problema del paro, de la corrupción, de la Deuda, de la economía sumergida y el fraude fiscal, de Cataluña, y toda esa larga lista de asignaturas pendientes que tenemos, póngalos usted en el orden que quiera. Ya veremos lo que hace quien gane las elecciones para atajarlos. La pregunta que me asalta ahora es, como diría J.F.K.: ¿A quién de todos ellos compraría yo un coche de segunda mano?