Lisboa / Oviedo

La Policía portuguesa, en colaboración con la Guardia Civil, logró desmantelar ayer la primera base de ETA en territorio luso, tras el hallazgo de una casa, al norte de Lisboa, en el que los terroristas almacenaban 500 kilos de explosivo, una decena de bombas listas para atentar y mapas de Madrid. Se confirma así la presencia de la banda en este país, donde no se descarta que haya más bases. Las fuerzas de seguridad buscan a Oier Gómez Mielgo y a Andoni Zengotitabengoa Fernández, dos etarras que el lunes huyeron de la vivienda después de ser interceptada una furgoneta con detonadores.

El descubrimiento de la base etarra se produjo después de que los vecinos de Óbidos, localidad turística a unos 100 kilómetros al norte de Lisboa, avisasen a las autoridades de que los inquilinos habían abandonado el chalé dejando puertas y ventanas abiertas y las luces encendidas. En la misma zona vive algún agente portugués.

La Policía encontró los 500 kilos de explosivo, en su mayor parte nitrato de amonio almacenado en bidones, en el garaje de la vivienda que los dos etarras huidos subalquilaron hace un par de meses a un angoleño residente en Londres. Allí había además diez bombas preparadas para atentar, materiales para coches bomba y planos de objetivos en Madrid. El material tiene un alto grado de sofisticación y podría haber causado graves daños en un área extremadamente grande.

El hallazgo fue posible a raíz de la operación conjunta hispano-portuguesa puesta en marcha tras la interceptación el pasado lunes en el país vecino de una furgoneta Citroën Berlingo, que se dio a la fuga en un control rutinario. Poco después sus dos ocupantes huyeron abandonando el vehículo, que había sido robado hace un año en Castelo Branco, cerca de la frontera extremeña. En la furgoneta se encontraron placas de matrículas, picos, palas, guantes de trabajo -material que podría ser empleado para la fabricación de zulos- y detonadores.

Oier Gómez Mielgo y Andoni Zengotitabengoa Fernández fueron identificados por sus vecinos como los residentes en el chalé de los explosivos y ocupantes de la furgoneta. Se trata de etarras prófugos sobre los que pesan condenas por terrorismo. La caída de la primera base de ETA en Portugal es el mayor golpe a la banda desde el hallazgo el pasado verano de 14 zulos y se produce sólo unas semanas después de que otros dos terroristas fueran detenidos en Portugal, cerca de la frontera con Zamora, cuando la Guardia Civil dio el alto a una furgoneta en Bermillo de Sayago con un taller para coches bomba compuesto de 10 kilos de pentrita, 25 temporizadores, 50 relojes eléctricos, 200 circuitos, sensores antimovimiento y ampollas de nitrato de plata. Además de un cañón Grosni, un fusil con mira telescópica, una pistola y munición.

En aquella ocasión fueron detenidos Garikoitz García Arrieta e Iratxe Ortiz de Barrón. Todas las sospechas apuntaban a que actuaban de correo y que iban a entregar el material, que trasladaban de Francia a Portugal debido a la creciente presión policial. Yáñez portaba un pasaporte con la identidad del hermano de uno de los huidos, Luis María Zengotitabengoa, quien alquiló la furgoneta interceptada en Bermillo.

Lo que demuestra esta operación es que ETA ha logrado implantarse de manera estable en Portugal. La base de Óbidos fue montada hace un año y no sería la única de la banda en territorio luso. Se apunta a la posibilidad de más escondites, especialmente en el Norte, junto a la frontera gallega. Lo cierto es que en los últimos años los etarras han usado ese país para robar o alquilar coches con los que posteriormente atentaron en España.

Tras la desarticulación del «comando Vizcaya» en 2008, su líder, Arkaitz Goikoetxea, confesó que una de las primeras órdenes que les transmitió el entonces jefe de comandos , Garikoitz Azpiazu, alias «Txeroki», fue crear una infraestructura estable en Portugal. Esta declaración vendría a explicar por qué en la casa de Bilbao en la que fue detenido Goikoetxea se incautaron planos y mapas de Lisboa y Huelva.