El presidente, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, acordaron ayer darse de plazo hasta junio para la renovación de los órganos institucionales como el Tribunal de Cuentas, el Constitucional, el Defensor del Pueblo y el consejo de RTVE, en un encuentro de casi cuatro horas que les sirvió para constatar el abismo que los separa sobre la reforma laboral.

En cuanto a la renovación del TC y de las otras instancias institucionales, ambos interlocutores coincidieron en que hay que buscar a personas solventes y de reconocido prestigio. Mientras Rajoy se mostró partidario de negociar con prontitud, Rubalcaba dijo que se hará «sin prisas pero sin pausas». En su primera reunión en la Moncloa, el jefe de la oposición anunció al Presidente que presentará una enmienda a la totalidad a la reforma laboral, con la que expresó «discrepancias de fondo».

La entrevista ha estado centrada en la crisis económica y, principalmente, como han reconocido tanto Rubalcaba como fuentes del Ejecutivo, en la crítica evolución de la zona euro y en el problema que supone Grecia para España. Dentro del país, Rubalcaba ve difícil el consenso en materia laboral, en la que mantienen posturas «enormemente distantes» y una discrepancia «profunda y frontal».

Mientras degustaban alcachofas rellenas de setas y chuletas de Ávila, le trasladó a Rajoy sus impresiones sobre la reforma aprobada por el Gobierno, que calificó de mala, al entender que otorga «un poder omnímodo» a los empresarios y que rompe el equilibrio básico de la legislación laboral de la democracia.

«No hay acuerdo», remachó el líder del PSOE, que calificó la entrevista de «franca y profunda» mientras desde la Moncloa se destacó el «buen tono» de la misma. Después de que la Comisión Europea instara al Gobierno a acelerar la presentación de los Presupuestos para este año, Rubalcaba se lo pidió ayer personalmente a Rajoy, pero el presidente, según fuentes del Gobierno, le dejó claro que no lo hará antes de finales de marzo porque quiere unas cuentas «creíbles y que se cumplan».

«No estoy dispuesto a hacer unos Presupuestos que no sean verdad», le explicó Rajoy, convencido de que tiene que esperar a conocer las previsiones de crecimiento que hará públicas la próxima semana la Comisión y a que esté cerrada la cifra de déficit de 2011.

Otro punto de discrepancia es la ley de Estabilidad Presupuestaria. Rubalcaba instó a Rajoy a respetar los términos del acuerdo del pasado verano fijados en la reforma de la Constitución e incluso le reclamó que en lugar del 0,4 por ciento de tope de déficit estructural máximo de las administraciones se establezca el 0,5 por ciento que ha acordado Bruselas.

El líder del PSOE reafirmó su apuesta por que Europa revise los planes de estabilidad, en especial el español, para modificar la senda y la velocidad de cumplimiento de los objetivos de déficit, porque sólo con ajustes no se saldrá de la crisis. El Gobierno guardó silencio sobre esta cuestión y, tras reiterar que espera que se fijen unas previsiones de crecimiento realistas para España la próxima semana, las fuentes oficiales se reafirmaron en el compromiso de Rajoy cumplir los objetivos de déficit que fije Europa y en mantener una política de austeridad unida a reformas estructurales.

Junto a la reforma financiera, otro de los asuntos en los que han coincidido plenamente ha sido en crear un grupo de trabajo entre el Gobierno y el PSOE para alcanzar acuerdos en política de I+D+I como política de futuro que hay que preservar.

Dentro del capítulo de consenso, Rajoy y Rubalcaba son partidarios de que la política exterior, la de defensa y la lucha antiterrorista sean temas de Estado y que tengan que ser acordadas entre el Ejecutivo y el PSOE. Ambos constataron, sin embargo, su desacuerdo sobre el aborto, un capítulo en el que los socialistas combatirán «con uñas y dientes» en defensa de sus posiciones.

Rubalcaba garantizó a Rajoy su apoyo contra ETA y dijo que para acabar con la banda, cuantos más acuerdos, mejor.