Oviedo, María José IGLESIAS

La nueva subida de los peajes de las autopistas decretada por el Gobierno, que se aplica desde la medianoche de ayer y encarece las tasas un 7,5 por ciento coincidiendo con la «operación salida» de las vacaciones de agosto, redobló la intensidad de la rebelión de automovilistas insumisos en Cataluña. Decenas de conductores paralizaron la circulación en el peaje de Mollet, en Barcelona, esgrimiendo pancartas con el lema «No vull pagar» («No quiero pagar»).

El alza de tarifas, que también se aplica en la autopista del Huerna, entre Asturias y León, es consecuencia de la derogación del real decreto que establecía el retorno del 7 por ciento de los beneficios a las empresas concesionarias y que ahora el Estado dejará de pagar. El incremento afecta a las autopistas que estaban operativas antes de 2000: la AP-7 y la AP-2 en Cataluña, la AP-9 de Galicia y la AP-66 astur-leonesa. Decenas de conductores protagonizaron una sonora protesta que generó hasta dos kilómetros de retenciones en la AP-7. Los participantes condujeron sus vehículos, decorados con banderas mayoritariamente independentistas y con las bandas de la campaña «No vull pagar», hasta las barreras del peaje, donde se apearon para mostrar su disconformidad con las tasas mientras hacían sonar el claxon. El diputado de Solidaritat per la Independència (SI) Uriel Bertran pidió a la Generalitat que deje de aplicar «multas ilegales» a los conductores insumisos cuando «ni siquiera es capaz de acabar con los incrementos de los peajes».