Los líderes del PSOE y C's ya han advertido a Mariano Rajoy que no van a negociar cuando, los próximos martes y miércoles, se reúnan con él. Pedro Sánchez quiere que el candidato del PP se comprometa a someterse a la investidura y C's le invita a ganarse la abstención de los socialistas. Pero Rajoy tiene otros planes, y aunque se abre a tomar como un "guión" el documento de propuestas que hace dos semanas les hizo llegar a ambos partidos, piensa presionarles con el argumento de que, si no es investido antes del 26 de agosto, será muy difícil que pueda haber Presupuestos para 2017.

Esa fecha es la última que ofrece garantías suficientes; si ese plazo se apurara una semana más, no habría certeza absoluta de que el Gobierno tuviera tiempo para enviar el proyecto de ley de cuentas al Congreso.

Rajoy aceptó el jueves el encargo del Rey de intentar formar gobierno, pero no puso fecha a la investidura y ni siquiera garantizó que se someterá a ella si después de dar un plazo "razonable" a las negociaciones, comprueba que sigue sin contar con los apoyos necesarios para superar la prueba en la segunda votación, cuando sólo necesita tener más votos a favor que en contra.

Ya ese día dijo que su prioridad es que se forme gobierno con tiempo suficiente para presentar en el Congreso el proyecto de ley de presupuestos de 2017. Ahora bien, el Gobierno debe cumplir ese trámite ante la Cámara baja antes del 30 de septiembre; si no, se prorrogarían automáticamente las cuentas actuales. Y explicó que sería necesario disponer de en torno a un mes antes de esa fecha para poder aprobar el techo de gasto.

Todo esto sería posible con seguridad si Rajoy consiguiera los apoyos necesarios para ser investido en una sesión que comenzaría el martes 23 de agosto. Al candidato del PP, por lo tanto, le queda una veintena de días para negociar con el resto de los líderes.

Más dificultades habría para presentar los presupuestos de 2017 si la investidura se retrasara una semana y la votación definitiva se celebrara el 2 de septiembre (el debate comenzaría el martes 30 de agosto), dado que Rajoy, aún en funciones o como presidente ya ratificado, debe viajar a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-20 que se celebrará en la ciudad china de Hangzhou los días 4 y 5 de septiembre.

El cambio horario con el país asiático le obligaría a salir de España el 3 de septiembre, y si la votación de investidura fuera el día anterior, en menos de 24 horas el BOE tendría que publicar el nombramiento, Rajoy debería jurar su cargo ante el Rey, tomar posesión, nombrar ministros, que éstos juraran o prometieran también sus cargos y celebrar una primera reunión del nuevo Gobierno en la que se aprobaría el techo de gasto.

Pero además, una sesión de investidura que comenzara el 30 de agosto tendría el problema añadido de que en caso de que Rajoy no consiguiera su objetivo y nadie lograra los apoyos necesarios en los dos meses siguientes, las nuevas elecciones se tendrían que celebrar el 25 de diciembre, día de Navidad.

Con todo y con eso, el PSOE y C's se resisten a ceder. El secretario general del Grupo de C's en el Congreso, Miguel Gutiérrez, advirtió de que el PP "ya tiene hecho" el trabajo para las negociaciones con su partido, y recomendó a Rajoy que trabaje para "lograr la abstención" del PSOE.

Por su parte, el diputado del PSOE por Madrid Rafael Simancas aseguró que "lo primero" que tiene que hacer el líder del PP cuando se reúna el próximo martes con el secretario general socialista es "confirmar que va a cumplir la Constitución" y que se presentará a la investidura.