Pedro Sánchez aclaró ayer el sentido de la ambigua frase con que cerró su intervención en el fallido Pleno de investidura de Mariano Rajoy. Y lo hizo invitando inequívocamente a Unidos Podemos y a Ciudadanos (C's), "las fuerzas del cambio", a negociar un acuerdo con el PSOE que impida que el líder del PP continúe en la Moncloa, eliminando de paso el riesgo de unas terceras elecciones.

Más que contra el PP, Sánchez lanzó su diatriba contra su candidato, que acudió a la investidura "falto de votos, pero sobrado de soberbia", y fue derrotado "legítima y democráticamente".

Así, llamó a trabajar "sin descanso, con humildad y con generosidad", para encontrar ese remedio que ponga fin a la etapa del "presidente del Gobierno peor valorado de la historia de la democracia". "Os doy mi palabra" de que se procurará conseguir, prometió a continuación, el gobierno "limpio de toda sospecha de corrupción, social, justo, creíble y dialogante" que España necesita "con urgencia".

Y denunció que en la sesión del viernes en el Congreso, mientras Rajoy señalaba con una mano al PSOE para hacerlo responsable de su "fracaso político", "con la otra" avalaba que el Ministerio de Economía propusiese al exministro de Industria José Manuel Soria, que dimitió en abril por el escándalo de los "papeles de Panamá", para el puesto de director ejecutivo del Banco Mundial.

"Rajoy no tiene remedio", concluyó el líder socialista. Y dirigiéndose a las "fuerzas políticas del cambio", les preguntó: "¿Qué más razones necesitamos para ponernos de acuerdo?".

Ya el viernes por la noche, al término del Pleno de investidura, fuentes del PSOE adelantaron que su líder se pondrá en contacto la próxima semana con los de Podemos, Pablo Iglesias, y Ciudadanos, Albert Rivera, para sondear su disposición a negociar, como Sánchez quiso en marzo, un acuerdo tripartito.

Sin embargo, fuentes cercanas al secretario general insistieron en negar que pretenda liderar una candidatura alternativa; "buscar una solución" al bloqueo político del país "no es lo mismo que formar un alternativa" para gobernar, aclararon. Y reconocieron que la derrota de Rajoy y, más todavía, el hecho de que C's haya dado por finiquitado su acuerdo de investidura con el candidato del PP son circunstancias que abren un "nuevo escenario" y llaman a los socialistas a asumir su parte de "responsabilidad" en la tarea de evitar unos terceros comicios generales.

La respuesta de los aludidos no se hizo esperar, pero fue de tono muy distinto. Al poco de terminar la sesión en la Cámara baja, Rivera negó que Sánchez se estuviese proponiendo para liderar una alternativa. "Yo no he entendido eso", dijo el presidente de Ciudadanos, que antes había dejado muy claro al PP que su partido ya no está disponible para apoyar a candidatos que no sean "viables".

Ciudadanos no participará en los "fracasos" de Sánchez o de Rajoy "simplemente para desbloquear el país", advirtió.

Unidos Podemos, por su parte, respondió en dos fases. En la primera, el viernes por la noche, Pablo Iglesias urgió a Sánchez a aclarar el sentido de sus palabras. Fuera de eso, abogó por explorar la posibilidad de formar un Gobierno alternativo al que C's sólo podría dar apoyo desde fuera.

"Estaría bien pedirle los votos a Ciudadanos. Sospecho que nos diría que no, y a partir de ahí creo que habría pedir votos a otras formaciones", dijo en referencia a los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos.

Con más claridad se pronunció el diputado de Unidos Podemos Miguel Ángel Bustamante, para quien, después del "fracaso" de la investidura de Rajoy, ha llegado "el momento" de que el líder del PSOE intente formar un gobierno "progresista", algo para lo que en su formación serán "flexibles en la negociación", porque tienen una "voluntad real de cambio" para transformar el país y cambiar sus políticas.