La pérdida de un escaño por parte del PNV en favor de EH Bildu en el último recuento efectuado el viernes por la Junta Electoral de Vizcaya dificultará la gobernabilidad en el País Vasco, aunque no impedirá la reelección de Iñigo Urkullu como lendakari.

Ese escaño en disputa finalmente adjudicado a los independentistas impide al PNV llegar a la mayoría absoluta en el Parlamento vasco en una hipotética suma de sus diputados a los del PSE, su socio en las tres diputaciones y los ayuntamientos de las capitales vascas, y solo la alcanzaría junto a la coalición soberanista liderada por Arnaldo Otegi o con Elkarrekin Podemos.

El presidente del PNV, Joseba Egibar, reconoció ayer que la pérdida del escaño 29 "reduce el margen" para su partido, pero subrayó que los peneuvistas ganaron las elecciones del pasado domingo "con claridad".

En una tertulia en Radio Euskadi, Egibar afirmó que "resulta obvio" que tras perder ese escaño, el PNV (28 representantes) no sumaría mayoría absoluta en el Parlamento (38 votos) ni con el PSE-EE, ni con el PP (ambos con nueve escaños).

"El margen se reduce a dos", dijo, en referencia a EH Bildu (18) y Elkarrekin Podemos (11), aunque puntualizó que en este momento en el que el PNV se reúne con el resto de los partidos con vistas a la formación del próximo Gobierno vasco "caben diferentes fórmulas de acuerdos".

Peio Urizar, de EH Bildu, subrayó que pese a que el escenario político "ha cambiado" tras la adjudicación de ese escaño, su coalición "sigue dispuesta" a pactar un acuerdo con el PNV para toda la legislatura.

Por parte de Elkarrekin Podemos, Lander Martínez, opinó que para su formación "no cambia nada", ya que ha optado por mantenerse en una oposición "abierta y constructiva, y que permita llegar a acuerdos de país", aunque sostuvo que ahora los acuerdos "tendrán que pasar por una pluralidad mayor".

La socialista Natalia Rojo aseguró que el PSE-EE mantiene "la mano tendida, pero también libre" y de cara a posibles pactos "da más importancia al para qué, que al con quién".