La polémica visita a Arabia Saudí que Felipe VI iba a iniciar ayer quedó pospuesta horas antes de que el monarca pusiera rumbo a Riad al fallecer a los 84 años el príncipe Turki bin Abdelaziz, uno de los once hermanos del rey Salmán, de 81, que subió al trono en enero de 2015 al fallecer su medio hermano Abdalá bin Abdelaziz. Se trata del segundo aplazamiento del controvertido viaje. Ya en febrero se pospuso por la situación de bloqueo institucional que sufría España y tras la ejecución de 47 personas por el régimen saudí, uno de los que con mayor alegría aplican la pena de muerte.

La visita de Felipe VI, en la que iban acompañarle los ministros de Exteriores, Alfonso Dastis, y Fomento, Íñigo de la Serna, tenía un marcado carácter comercial. Uno de sus principales objetivos era cerrar el contrato de compra-venta de cinco corbetas que va a construir el astillero público Navantia, una operación por valor de 2.000 millones. Además, el Rey y su séquito iban a hacer una visita a las obras del denominado "AVE del desierto", la línea de alta velocidad entre las ciudades de Medina y La Meca que construye un consorcio de empresas hispano-saudí. Las obras, adjudicadas en más de 6.500 millones, marchan con retraso, y ambos países buscan la manera de prolongarlas sin vulnerar el contrato.

El viaje debería haber servido para que la estrecha relación que mantenía el Rey Juan Carlos I con los fallecidos monarcas saudíes Abdalá y Fahd fuese plenamente restablecida con el primer contacto oficial entre Felipe VI y Salmán. El problema es que el régimen saudí no respeta los derechos humanos y ha matado a miles de civiles en la campaña de bombardeos contra Yemen.