Carles Puigdemont presentó ayer en Bruselas la secesión de Cataluña como "un problema europeo" del que la UE "tiene que ser parte de la solución, por coherencia y por los principios democráticos que la inspiran". Y al recordar que el referéndum que ha prometido convocar, "como muy tarde", en septiembre se celebrará con o sin acuerdo con el Estado, pidió implicación: "Europa no podrá mirar hacia otro lado".

Puigdemont, el vicepresidente, Oriol Junqueras, y el consejero de Exteriores, Raúl Romeva, protagonizaron ayer un acto político en una de las salas de la Eurocámara con capacidad para 350 personas. Acudieron unas 500 personas, aunque sólo estuvieron presentes una decena de eurodiputados, casi todos de partidos nacionalistas o independentistas. La mayor parte de los asistentes llevaba la pegatina de "visitantes", informa "La Vanguardia".

Puigdemont se quejó de que el Gobierno de Rajoy haya "rechazado categóricamente cualquier negociación relativa al referéndum" hasta ahora. "Rechazan escucharnos", insistió. Y agregó: "Esto debe tomarse en serio".

En un discurso en catalán, francés e inglés, el president reclamó al nuevo presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, que dé cumplimiento al "compromiso que adquirió por carta para que el catalán sea lengua oficial" en la Eurocámara.

Antes del acto, Rajoy había dicho que Puigdemont había recibido en Bruselas "el trato que merecía" y le había pedido que acepte su "mano sincera y leal", que "sigue tendida, en vez de seguir abrazados a la radicalidad y maniatados por el extremismo".

El líder del PSC, Miquel Iceta, ridiculizó el acto. "Yo también hice una conferencia allí. Un amigo te coge una sala, invitas a una gente y van. Es fácil si tienes un amigo eurodiputado".