El Parlament aprobó ayer de madrugada la ley de Transitoriedad, que prevé convertir a Cataluña en una república independiente, tras otro bronco y maratoniano debate parlamentario que duró más de dieciséis horas. Lo hizo con los votos a favor de Junts pel Sí (JxSí), la CUP y el independiente Gordó (72), los votos en contra de CSQP (10) y en ausencia de los diputados de Ciudadanos, PSC y PPC.

Tras seguir un guión similar al del miércoles, cuando el Parlament aprobó la ley de Referéndum tras un pleno maratoniano, JxSí y la CUP hicieron valer su mayoría para incluir en el orden del día la ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República, y para aprobarla de forma exprés, ante las protestas de la oposición que, en un tenaz ejercicio de filibusterismo, intentó postergar su votación lo máximo posible.

En todo caso, la propia ley establece que sólo entrará en vigor si se celebra el referéndum convocado para el 1 de octubre y gana el "sí" a la independencia.

Dejando atrás las tormentosas 48 horas vividas en el Parlament, los independentistas tenían ayer puestos los ojos en la Diada, la fiesta catalana por excelencia, que desde hace años se ha convertido en una reivindicación de la independencia de esa comunidad.

Para la del lunes se han inscrito ya, según fuentes de la Asamblea Nacional Catalana, la entidad organizadora, unas 360.000 personas, habiéndose contratado unos 1.800 autocares para quienes acuden de fuera de Barcelona. Fuentes de la Generalitat confirmaron que el presidente Puigdemont participará por segundo año consecutivo en la manifestación.

La Diada, que se celebrará cinco días después de la tumultuosa aprobación de la ley de Referéndum, movilizará de nuevo al independentismo, que quiere hacer de esta cita una marcha clave para mostrar su determinación de celebrar el referéndum del 1 de octubre pese a la suspensión decretada por el Constitucional.